Casado vuelve a la gestión para frenar la polarización que busca Vox
El presidente del PP, Pablo Casado, intentó ayer sustraerse de la polarización en la que está sumida la campaña madrileña tras el incidente de Vox en la cadena Ser y volver a la gestión, la de Isabel Díaz Ayuso en la pandemia o la que se presupone a los gobiernos dirigidos por los populares en materia sobre todo económica.
Los fondos europeos de reconstrucción, cuyo plan, con toda probabilidad, aprobará hoy el Consejo de Ministros, es el elemento de gestión al que se agarra Pablo Casado, para dar ejemplo de las cuestiones que serían prioritarias en un gobierno del PP. Para hacerlo se rodeó de una exministra de José María Aznar, Elvira Rodríguez; de un comisario europeo, Miguel Arias Cañete, y el vicepresidente de la CEOE, Íñigo Fernández de Mesa.
Con ese aval, y pasando como sobre ascuas por el debate sobre las amenazas a políticos, y dejando constancia de su enfado porque sitúen al PP en el entorno nazi, o como organización criminal, el presidente del PP se dedicó a subrayar las diferencias que habría con estos fondos si gobernara el PP, o si gobierna Pedro Sánchez. Casado hasta anunció que llevará los planes al Tribunal Constitucional si el Gobierno insiste en “su rodillo” y no pacta una autoridad independiente “que evite el clientelismo y la corrupción”.
Pablo Casado defiende que los fondos se empleen para aumentar la competitividad, generar empleo a medio y a largo plazo –no como el Plan E–, bajar impuestos, profundizar en la flexibilidad laboral y aplicar un plan de choque de liberalización de unidad de mercado”, que ya lleva proponiendo el PP desde el inicio de la pandemia.
El presidente del PP criticó que la única reforma a la que “el Gobierno sí ha puesto letra” sea “la subida masiva de impuestos” y recordó que España “ha sufrido una caída estrepitosa del PIB”.