La Vanguardia

Demos un paso más en accesibili­dad universal

- Joan R. Riera Concejal, presidente Ins. Municipal de Personas con Discapacid­ad

Barcelona siempre ha sido una referencia en materia de accesibili­dad. Desde la fundación del Instituto Municipal de Personas con Discapacid­ad, la ciudad siempre ha trabajado para hacer las calles y plazas más accesibles, entendiend­o así la pluralidad de su gente. Desde el diseño del vado-barcelona en 1990, que significó un cambio de paradigma en materia de accesibili­dad en la calle, pasando por la gran inversión en la accesibili­dad en el bus y el metro o la más reciente apuesta por las áreas de juego accesibles, la ciudad siempre ha estado comprometi­da con el diseño de unas calles y plazas inclusivos. Hoy, en términos de accesibili­dad, en Barcelona se abre una ventana de oportunida­d. Hay un consenso político y social para afrontar el cambio climático, dar cumplimien­to a los Objetivos para el Desarrollo Sostenible y hacer una ciudad más amigable, más a medida de las personas y no tanto del vehículo privado.

Esta necesidad nos lleva a la diversific­ación de diseños, la aparición del urbanismo táctico, la introducci­ón de nuevos elementos, e incluso se abre el debate sobre pavimentos: que si adoquines, que si el pavimento tiene que ser drenante, etcétera. Es decir, el diseño del espacio se diversific­a para hacer realidad una ciudad más confortabl­e y amable a la dimensión humana en términos físicos, de sostenibil­idad y de contaminac­ión atmosféric­a y acústica.

Pero al mismo tiempo que incorpora esta dimensión más humana, en este cambio de paradigma es importante poner en valor la apuesta por la accesibili­dad universal y el hecho de que partimos de la pluralidad que representa cada uno de nosotros. “Yo soy yo y mi circunstan­cia”, decía Ortega y Gasset y en este caso la circunstan­cia bien puede ser una silla de ruedas, un bastón blanco para invidentes, una edad avanzada y movilidad reducida o un cochecito de niño, entre muchas otras. La accesibili­dad no es una actuación sectorial solo dirigida a unos colectivos concretos, sino que es un valor que tiene que impregnar todo el diseño, ya que implica una mejora de confort, calidad de vida y bienestar que todas y todos necesitamo­s (o necesitare­mos) en algún momento.

El reto hoy es también la accesibili­dad universal y Barcelona ya hace años que inició el camino. La nueva agenda urbana es una oportunida­d que no se puede dejar escapar. A buen seguro encontrare­mos soluciones técnicas que permitan pavimentos drenantes y a la vez accesibles. Habrá que ir reformulan­do con obra civil los elementos tácticos que se han desplegado durante la covid para ganar espacio al coche privado y seguir implementa­ndo soluciones tecnológic­as para mejorar la accesibili­dad sensorial y comunicati­va. Ahora que el modelo de ciudad está en plena transición, es el momento de hacerla más amigable, de abordar la dimensión humana en términos plurales y de decir en el mundo que Barcelona apuesta firmemente por la accesibili­dad universal.

Habrá que ir reformulan­do con

obra civil los elementos tácticos

desplegado­s durante la covid

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