La Vanguardia

Griezmann sale de la cueva

El francés, integrado en el grupo, despunta tras verse suplente en el clásico

- CARLES RUIPÉREZ

Desde que cambió el Atlético por el Barcelona en el verano de 2019, a Antoine Griezmann se le han achacado varios defectos. Desde superfluo a insulso. Desde frívolo a conformist­a. Nada más lejos de la realidad. Las apariencia­s engañan. Sobre todo en esta temporada, su segunda como blaugrana, el delantero francés, cuya coraza para protegerse ha sido una arma de doble filo al dar imagen de poco implicado, está empezando a romper el caparazón, a salir de la cueva.

En el vestuario ya se había soltado en el día a día. En el campo le ha costado más. Primero por resultar sospechoso a parte de la grada tras su negativa televisada del 2018. Después porque ha tenido que buscarse su propio lugar en varios esquemas. “Tuve tres entrenador­es en poco más de un año”, lamentó. Finalmente, la estabilida­d ha surtido efecto. Por primera vez ha encadenado tres partidos seguidos marcando y, con 18 dianas, ya ha superado las 15 de la 2019-20.

En Vila-real se vio un Griezmann diferente. Chutó cinco veces, más que nadie, y marcó los dos goles del triunfo en La Cerámica. Por fin se entienden sus desmarques.

Cuando se rasca la superficie, aparece un jugador resistente que podría acabar con cerca del centenar de partidos en sus dos primeras campañas –de momento suma 93–, y, si bien no encajaría en el perfil de un rebelde, sí que tiene una personalid­ad que no se rinde y lucha por triunfar.

Muchas veces le ha visto las orejas al lobo. Ninguna como quedarse fuera de los dos partidos contra el Sevilla y del último clásico de Valdebebas. En las tres ocasiones, Koeman apostó por Dembélé. Griezmann ha reaccionad­o, aunque este verano uno de los dos franceses (además de Coutinho) podría ser el sacrificad­o y entrar en alguna operación para intentar la llegada de otro crack. Ajeno a los rumores, defiende que es un orgullo jugar en el Barça.

Igual que le ha pasado al equipo de Koeman, Griezmann ha ido de menos a más. Y lo cierto es que ambos empezaban de muy abajo en las expectativ­as. No hay que olvidar que el francés acabó siendo suplente con Setién en Lisboa.

En el curso pasado no iban desencamin­adas las críticas. No marcó en las dos visitas a San Mamés, ni en Dortmund ni en San Siro, ni en su regreso al Metropolit­ano, ni en día de grandes rivalidade­s en el derbi de Cornellà ni en el clásico del Bernabeu. De hecho, casi se puede considerar que su mejor noche fue en Ibiza en la primera ronda de la Copa del Rey contra un Segunda B.

Nada que ver con su rendimient­o actual. Como todo el bloque, arrancó al ralentí y sumaba 5 goles en 19 encuentros (marcaba cada cuatro partidos). Pero desde el 1 de enero, ve puerta en una de cada dos actuacione­s (13 goles en 26 duelos).

Griezmann, que acaba de cumplir 30 años, ya no es tan insulso ni soso. Sobre todo porque tiene dos dones que le hacen la vida más fácil a su equipo.

El primero es que tiende a aparecer mucho en los partidos a domicilio. No se esconde cuando juega de visitante. Buen conocedor de la Liga –después de 11 temporadas en Primera– 13 de los 18 goles que ha celebrado han sido lejos del Camp Nou, algo que el Barcelona agradece ya que históricam­ente –quizás menos ahora que se juega a puerta cerrada– a los blaugrana siempre les ha costado según qué estadios. Messi, por su parte, ha anotado 14 de sus 33 goles lejos del Camp Nou. Así que el francés es un complement­o ideal para el capitán.

Pero hay otro indicador que revaloriza el papel de Griezmann esta campaña. Ya que 13 de sus dianas han sido decisivas, ya sean para abrir el casillero, para poner al Barça por delante en el marcador o para empatar el partido. En todo el curso, el francés solo ha celebrado cinco tantos de relleno (Getafe, Huesca, el cuarto al Granada en la Liga, Osasuna y Dinamo de Kíev).

“Si te vas a Barcelona serás uno más”, se escucha decir a su pareja, Erika, durante el docu-reality La decisión. El domingo después de marcar el segundo gol al Villarreal en La Cerámica, Leo Messi fue el primero en llegar a felicitarl­e. El argentino, de un salto, se le subió a caballito por la espalda. Una prueba de que ya no es uno más.

GOLES CON PESO

El delantero hace la vida más fácil: lleva marcados 18 tantos, 13 de ellos decisivos

 ?? ALBERTO SAIZ / AP ?? Griezmann y Asenjo observan la parábola de la pelota antes que entre en la portería en el primer gol del francés en Vila-real
ALBERTO SAIZ / AP Griezmann y Asenjo observan la parábola de la pelota antes que entre en la portería en el primer gol del francés en Vila-real

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