Marine Le Pen
Líder ultraderechista francesa
La presidenciable del Reagrupamiento Nacional aplaudió una carta a los políticos firmada por un millar de militares retirados franceses, entre ellos una veintena de generales, que advierte del riesgo de “desintegración” del país y de guerra civil.
El Gobierno francés tardó varios días en reaccionar a una carta abierta, de tono muy inquietante, publicada por veinte generales retirados y más de mil exmilitares, dirigida a toda la clase política, que alertaron del riesgo de “desintegración” del país e incluso de una guerra civil.
La ministra de Defensa, Florence Parly, llamó el domingo al orden a los firmantes del texto y calificó de “irresponsable” su iniciativa, mientras que la líder de la extrema derecha y candidata presidencial, Marine Le Pen, aplaudió a los descontentos y les propuso adherirse a su proyecto político.
“Los ejércitos no están ahí para hacer campaña sino para defender a Francia”, dijo Parly. La ministra criticó la instrumentalización de Le Pen, que “refleja un desconocimiento grave de la institución militar”. Parly recordó que todos los signatarios están retirados y “solo se representan a sí mismos”.
La polémica carta, que tiene como destinatarios al Gobierno y a los parlamentarios, apareció en la revista ultraconservadora Valeurs Actuelles. Junto a los veinte generales retirados, la suscribieron un centenar de exaltos oficiales y más de un millar de antiguos militares.
La misiva hace un análisis apocalíptico de la situación e insinúa que será inevitable una intervención militar. La supuesta “desintegración” del país se estaría produciendo por “un cierto antirracismo” que intenta crear malestar y odio entre las comunidades a través de una interpretación sesgada de la historia. Otras causas de desintegración son “el islamismo” y “las hordas de los suburbios”, así como los ataques sistemáticos a las fuerzas del orden durante manifestaciones como las de los chalecos amarillos.
Si no se actúa, los exmilitares vaticinan que “el laxismo continuará extendiéndose inexorablemente en nuestra sociedad, provocando al final una explosión y la intervención de nuestros camaradas en activo en una misión peligrosa de protección de nuestros valores de civilización y de salvaguarda de nuestros compatriotas sobre el territorio nacional”. “Ya se ve, no hay tiempo para tergiversar, de lo contrario mañana la guerra civil pondrá fin a este caos creciente y los muertos, de los que ustedes llevarán la responsabilidad, se contarán por millares”, termina la carta.
La contundente toma de posición y las incendiarias reflexiones de los militares retirados coinciden, casi día por día, con el 60.º aniversario del intento de golpe de Estado que dieron en Argel cuatro generales franceses contrarios a los planes de De Gaulle de otorgar la independencia a Argelia. Fue el 21 de abril de 1961. El putsch fracasó a los pocos días y sus responsables fueron juzgados y condenados.
Poco sensible a estos paralelismos históricos, Le Pen contestó en las mismas páginas de Valeurs actuelles con un elogio a los exmilitares disconformes. “Como ciudadana y como mujer política, suscribo
Las incendiarias reflexiones coinciden con el 60.º aniversario del golpe de Argel contra De Gaulle
vuestros análisis y comparto vuestra aflicción –afirmó la presidenta del Reagrupamiento Nacional (RN, antes Frente Nacional)–. Os invito a sumaros a nuestra acción para tomar parte en la batalla que se abre, que es una batalla ciertamente política y pacífica, pero que es ante todo la batalla de Francia”.
Para el líder de Francia Insumisa (izquierda radical), Jean-luc Mélenchon, la carta es, en efecto, “una amenaza explícita al golpe de Estado militar”. Mélenchon pidió que se aplique el Código Penal y se sancione con severidad a los firmantes.
El documento ha visto la luz en un contexto de agitación en la derecha y la extrema derecha francesas, que acusan al Gobierno de débil en seguridad y lucha antiterrorista. El paso dado por los exmilitares ha reactivado las especulaciones de que el exgeneral Philippe de Villiers, exjefe del Estado Mayor, destituido de modo fulminante por Macron al inicio de su mandato, se lance a la arena política y opte al Elíseo.