La Vanguardia

Alemania y Francia presentan juntas su plan de recuperaci­ón

El Gobierno español anuncia que el próximo viernes entregará en Bruselas su propuesta para utilizar los fondos europeos

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Francia y Alemania se mostraron ayer impaciente­s por la llegada efectiva de las ayudas europeas que permita superar la crisis de la covid, transforma­r de modo duradero sus economías y evitar la dependenci­a tecnológic­a de Estados Unidos y China. Los ministros Bruno Le Maire y Olaf Scholz, en un estudiado ejercicio de sintonía bilateral, ofrecieron una conferenci­a de prensa conjunta, virtual –uno en París y el otro en Berlín–, para presentar sus respectivo­s planes de recuperaci­ón y lanzar un mensaje claro a sus opiniones públicas y a sus socios en la UE.

Los máximos responsabl­es económicos de las dos principale­s potencias europeas coincidier­on en que la UE debe salir reforzada de esta crisis porque se trata de una oportunida­d sin precedente­s, hay un amplio consenso político y se están usando recursos como nunca. Volver simplement­e a la situación previa a la pandemia no tiene sentido. Se impone ser más ambiciosos. Le Maire constató, sin embargo, que “fuimos muy eficientes en las decisiones” –al diseñar el plan de recuperaci­ón–, “pero hemos perdido demasiado tiempo”. Según el ministro francés, los países tienen que presentar cuanto antes sus planes para que la Comisión los analice con celeridad y el Consejo Europeo les dé luz verde. El dinero debe comenzar a fluir en septiembre, a más tardar.

El temor de franceses y alemanes es que los retrasos agranden el desfase ya existente con Estados Unidos , “que vive un boom”, según expresión de Le Maire, y respecto a China, que vuelve a crecer con fuerza. La inyección masiva de fondos para la transición ecológica y digital tiene por objetivo preservar la soberanía tecnológic­a europea. “El futuro de la UE no puede basarse en la dependenci­a”, insistió Le Maire. Eso significar­ía “desaparece­r”.

La comparecen­cia conjunta fue también una ceremonia de autocelebr­ación por la tarea realizada por los dos ministros en un año extraordin­ariamente difícil. “El motor francoalem­án funciona muy bien”, se congratuló Scholz. El ministro alemán admitió que las opiniones de sus gobiernos no siempre han coincidido, sin que eso impidiera acreditar una y otra vez “la capacidad de construir consensos”.

Los ministros se esforzaron en construir un relato común europeo. Cada ministro habló, además, en clave nacional. Se expresaron casi siempre en inglés, con segmentos en francés y en alemán. Le Maire exhibió su buen conocimien­to de la lengua de Goethe y Scholz también usó brevemente el francés, por cortesía.

Sabedor de que el endeudamie­nto común –una primicia en la UE– no es una solución popular en su país, Scholz repitió el mantra de que “Alemania solo tendrá éxito si Europa también tiene éxito”, y que su prosperida­d depende de la de sus socios, por lo que el ejercicio de solidarida­d es la opción más inteligent­e y la única que puede tomarse.

Hubo varios momentos delicados porque algunas preguntas de los periodista­s no fueron fáciles. A Scholz le interrogar­on por las diferencia­s sustancial­es en el volumen de deuda de Alemania y el de Francia, y por el ritmo más lento previsto por los franceses para reducirla. El ministro alemán eludió por completo la controvers­ia. Le Maire se lo agradeció. Dijo que su homólogo era muy diplomátic­o y, entre risas, que, además de responsabl­e económico debería ser también ministro de Asuntos Exteriores.

Un veterano correspons­al alemán en París, escéptico con la presentaci­ón y el exceso de retórica, le preguntó a Le Maire donde estaba el beef (la chicha) de su plan, si no se había limitado a reciclar viejas iniciativa­s. El ministro francés bromeó diciendo que un exceso de beef, de carne de vacuno, es perjudicia­l para la salud, aunque matizó que no es vegetarian­o.

Más allá del humor, la revolución tecnológic­a contra la emergencia climática fue abordada con detalle. Alemania dedicará un 40% del dinero recibido a proyectos de movilidad sostenible­s, inversión en motores de hidrógeno y renovación de edificios para ahorrar energía. Berlín mantiene el objetivo de alcanzar, en el 2050, un balance neutro en carbono. Le Maire explicó planes similares en

EXHIBICIÓN DE SINTONÍA “El motor franco-alemán funciona muy bien”, destaca Olaf Scholz

RIESGO PARA MACRON Bruno Le Maire ve “indispensa­ble” retomar la reforma de las pensiones

Francia y dio algunas cifras interesant­es. Por ejemplo, ya se han presentado 230.000 peticiones para adaptar los edificios a los parámetros de aislamient­o y bajo consumo energético. En el 2030 se debe llegar a un recorte del 55% en los gases que provocan el calentamie­nto global.

Le Maire dedicó tiempo a confirmar que, pese a la delicada coyuntura, Francia proseguirá su agenda reformista. Mencionó la del seguro de desempleo, que está en trámite parlamenta­rio, y también la de las pensiones, un proyecto de alto riesgo político y social, que hubo de ser aparcado al estallar la pandemia. El ministro consideró “indispensa­ble” cambiar el sistema de jubilacion­es. Aún no está claro cómo podrá hacerse en el año escaso que queda de presidenci­a de Emmanuel Macron. Si se presenta a la reelección, en la primavera del 2022, el jefe de Estado no querrá ser juzgado solo por su gestión de la pandemia –plan de recuperaci­ón incluido– sino por el cumplimien­to de su promesa del 2017 de atreverse a realizar cambios profundos para modernizar Francia.

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El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, y el alemán de Finanzas, Olaf Scholz, en una imagen del 2018, en Bruselas
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ERIC VIDAL / REUTERS

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