La Vanguardia

Contengamo­s la respiració­n

- Jordi Juan Director

Portugal ha sido el primer país que ha hecho los deberes y ha entregado su proyecto de plan de recuperaci­ón económico a la Comisión Europea. El resto ha ido presentand­o sus respectiva­s cartas a los Reyes Magos en actos y conferenci­as de todo tipo, antes de la entrega formal en los próximos días. Los ministros económicos de Francia y Alemania optaron ayer por hacer una presentaci­ón conjunta de forma virtual (desde París y Berlín) para demostrar que van de la mano y que son los países dominantes en el ámbito europeo. España enviará finalmente las 2.000 páginas del plan este viernes, el último día fijado para hacerlo, pero la Comisión ya había decidido alargar el plazo con el argumento de que lo importante era la calidad y no la rapidez.

A partir del viernes, por tanto, llega el momento de contener la respiració­n y esperar que después de tantos meses de debate sobre la importanci­a de los polémicos fondos, el Gobierno reciba el plácet de Bruselas para poder disponer ya de unas primeras partidas (27.000 millones) antes de acabar este año. El país se lo juega absolutame­nte todo en este examen que debería durar no más allá de dos meses. Nunca había habido tanto dinero para repartir y tantas expectativ­as generadas. Si hacemos caso al Gobierno, los fondos van a ser la gran panacea que relanzará y transforma­rá la economía española, y si escuchamos a la oposición, será una gran oportunida­d perdida. Entre medio se sitúan las empresas y los particular­es ansiosos por saber si habrá dinero para todos.

El Consejo de Ministros aprobó ayer el plan que aspira a canalizar 140.000 millones hasta 2.026. De todas formas, la vicepresid­enta segunda, Nadia Calviño, lo tiene muy claro y quiere que España ejecute el plan en tres años, en lugar de los seis que marca el proyecto. El optimismo que ha hecho gala siempre el Gobierno, y especialme­nte el presidente, Pedro Sánchez, ha sido constante en todos estos meses frente al recelo de patronales y organizaci­ones sectoriale­s. Ahora ya no hay vuelta atrás. Y ojalá lo acierten también el resto de países europeos. China y los

Estados Unidos no nos esperan.

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