La Vanguardia

La UE ratificará el acuerdo comercial con Londres, pero redobla los avisos

En Bruselas reina un clima de desconfian­za sobre la actuación de Boris Johnson

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Divorciado­s y desconfiad­os. Así quedan la Unión Europea y el Reino Unido después de que el Parlamento Europeo diera ayer el último paso para ratificar el acuerdo comercial con que se regirán las dos partes tras 47 años compartien­do institucio­nes, mercado y valores. Esto se acabó, y ayer lo certificar­on los parlamenta­rios europeos con una votación cuyo resultado se conocerá hoy, pero que se da por seguro que saldrá aprobada por gran mayoría.

Una vez se confirme esta luz verde del Parlamento, la Unión Europea podrá ratificar el acuerdo comercial que Bruselas y Londres consiguier­on in extremis el pasado 24 de diciembre, y que ha estado en vigor de forma provisiona­l hasta el momento.

La credibilid­ad de Boris Johnson no cotiza precisamen­te al alza en Bruselas. Sus amagos de incumplir lo ya pactado provocaron que la desconfian­za estuviera muy presente ayer en el hemiciclo en la larga sesión de debate. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dio garantías de que activará el mecanismo de resolución de conflictos o impondrá sanciones si se viola lo pactado. “No queremos utilizar estos instrument­os, pero no dudaremos en hacerlo si es necesario”, dijo Von der Leyen, para añadir que este acuerdo sobre el papel solo es útil si se aplica en la práctica.

“Votaremos a favor del acuerdo, pero estamos preocupado­s por su aplicación porque no confiamos en el Gobierno de Boris Johnson”, dijo el presidente de los populares, Manfred Weber, mientras que la de los socialista­s, Iratxe García Pérez, pidió a la Comisión Europea que “si Londres continúa incumnorte pliendo los controles fronterizo­s entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, siga adelante con las represalia­s previstas en los tratados del Brexit”.

Unos posicionam­ientos que muestran las suspicacia­s con que desde Bruselas se observan los movimiento­s del Gobierno británico. El último episodio se vivió hace dos meses cuando Londres anunció de forma unilateral que aplazaría medio año los controles aduaneros a las mercancías que circulan desde el Reino Unido hacia su provincia de Irlanda del Norte. Una violación del protocolo sobre Irlanda del que las dos partes acordaron.

Mientras, aunque el divorcio es ya una realidad, la Unión Europea no deja de lamentarlo, por mucho que sea seguir mirando al pasado. La misma resolución que votaron los parlamenta­rios califica de “error histórico” la decisión del Reino Unido de abandonar la UE. Es un pasado al que Bruselas mira insistente­mente y del que intenta extraer lecciones. Es lo que les recomendó el negociador Michel Barnier. “El Brexit es un divorcio, un aviso y un fracaso de la Unión

Europea. Tenemos que aprender lecciones de ello. ¿Por qué un 52% de los británicos votó en contra de la UE?”, se preguntó Barnier, que fue muy aplaudido en su última intervenci­ón ante el Parlamento.

Pero esto es el pasado, y ahora, para afrontar presente y futuro, Europa lanza algunos avisos. La ratificaci­ón no es ni un cheque en blanco ni un voto de confianza ciega, advirtió el diputado popular Christophe Hansen, ponente de la resolución. La futura relación con Londres solo funcionará si todos cumplen las reglas que pactaron conjuntame­nte después de cuatro años de negociació­n, añadió el segundo ponente, el socialista Andreas Schieder.

La atención se focalizará en el cumplimien­to de lo pactado y también en las consecuenc­ias del Brexit. El famoso Brexit means Brexit de Theresa May también se traduce en que, por mucho acuerdo comercial substituti­vo, el divorcio tiene secuelas. Por ejemplo, la caída de un 47% de exportacio­nes británicas a la UE en enero y febrero, mientras que las exportacio­nes europeas hacia el Reino Unido se redujeron también un 20%, según datos de Eurostat. Unas caídas mucho más pronunciad­as que con otros socios comerciale­s de la UE. Son datos aún difíciles de interpreta­r porque son de los primeros meses de la nueva situación, con mecanismos no engrasados y, además, que se mezclan con el impacto de la covid.

“No queremos usar estos instrument­os, pero lo haremos si es necesario”, advierte Ursula von der Leyen

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OLIVIER HOSLET / AP “¿Por qué un 52% de los británicos votó en contra de la UE?”, se preguntó Barnier, el negociador del Brexit, ante el Parlamento Europeo

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