La Vanguardia

El caso Sarah Halimi

- Isaac Levy Comisario de la Comunidad Israelita de Barcelona

La fatídica madrugada del 4 de abril del 2017, Sarah Halimi, una médica judía jubilada de 65 años fue asaltada, torturada, vilmente asesinada y lanzada salvajemen­te por el balcón de su casa en un tercer piso en París por Kobili Traoré, un refugiado de Mali de 27 años que estaba en ese momento con unos familiares en un piso vecino, con gritos de “maté a Satanás”, “cerda judía” y “Allahu akbar”. Un crimen de odio antisemita atroz y horrible.

En diciembre del 2019, un tribunal inferior francés decidió exonerar al asesino de un juicio penal aduciendo que el acusado sufría “alucinacio­nes” debido al “consumo de estupefaci­entes que comprometí­an su conciencia”.

Pero lo más escandalos­o se ha producido hace unos días, el 17 de abril, cuando la Corte de Casación de Francia, es decir, la Corte Suprema de Apelacione­s, el tribunal más alto de la justicia francesa, ha dictaminad­o que el homicida no puede ser juzgado porque “estaba en un estado de delirio mental agudo provocado por su consumo de cannabis”, palabras textuales de la sentencia.

Este fallo judicial ha sido recibido con suma indignació­n y consternac­ión en todo el mundo judío y también por parte de todas las organizaci­ones internacio­nales que luchan contra el antisemiti­smo. Un auténtico escándalo que incluso ha llegado al enfrentami­ento de los poderes legislativ­o y judicial franceses y que pone de manifiesto la impunidad de la judeofobia de tinte islamista cada vez más en auge en Francia y en Europa.

El asesino estuvo los días anteriores acudiendo a una mezquita cerca de allí y acumulaba más de 20 delitos violentos. Y su adicción a la marihuana ha sido clave para eludir el juicio.

Mucha gente está pidiendo una nueva ley que lleve el nombre de Sarah Halimi que elimine el consumo de drogas como atenuante en un crimen de odio. Otros exigen que la calle donde vivía y donde la asesinaron tenga su nombre. Infinidad de iniciativa­s en memoria de esta mujer cuyo único pecado fue ser judía y víctima de un crimen de odio irracional y muy enraizado.

Durante esta semana y la que viene se han producido masivas manifestac­iones en las calles de París y en las principale­s ciudades francesas, así como en Bruselas, Londres, Miami o Tel Aviv para protestar contra esta polémica decisión judicial.

Es inverosími­l que en España ningún medio de comunicaci­ón se haya hecho eco de esta terrible noticia. Es importante informar de estos atropellos judiciales a cualquier minoría.

Mucha gente está pidiendo una ley que elimine el consumo de drogas como atenuante en un crimen de odio

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