La Vanguardia

Los seis chinos del ‘Titanic’

Un documental trata de hacer justicia a los supervivie­ntes olvidados del naufragio más famoso

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

El cine y sus entresijos son fuente inagotable de anécdotas. Una de las últimas cuenta que, durante el rodaje de Titanic (1997), James Cameron filmó el rescate de un pasajero chino que apenas se sostiene sobre una tabla a la deriva. La escena, de poco más de 30 segundos, fue eliminada del metraje estrenado en los cines. Aun así, le sirvió de inspiració­n para la secuencia final, en la que la pareja protagonis­ta se aferra a un trozo de madera para sobrevivir a las heladas aguas donde se hundió el transatlán­tico.

Lo que muchos desconocía­n hasta ahora es que la secuencia eliminada está basada en un hecho real. El hombre en cuestión se llamaba Fang Lang, y es uno de los seis ciudadanos chinos que en 1912 sobrevivie­ron al naufragio más famoso de la historia. Se salvaron, pero aquello no supuso el final de sus penurias. Tan solo 24 horas después de llegar a Nueva York a bordo del Carpathia –el primer barco en arribar a la zona del desastre–, fueron expulsados en base a la ley de Exclusión China, que prohibía la entrada de inmigrante­s del país asiático en Estados Unidos. Luego se les perdió el rastro.

Ya ha pasado más de un siglo de aquello. Desde entonces, el hundimient­o y las peripecias de sus protagonis­tas han sido destripada­s hasta la extenuació­n en museos, filmes, cuadros, libros y un sinfín de obras. Ahora, un documental recién estrenado trata de hacer justicia a aquel sexteto olvidado. Se trata de The Six, una obra de Arthur Jones y Steven Schwankert en la que dan voz y rostro a unas vidas moldeadas por la discrimina­ción racial y las políticas migratoria­s. “Un triste recordator­io de que hoy en día nos enfrentamo­s a problemas que ya tuvimos hace más de cien años”, critican, en referencia al reciente aumento de ataques racistas contra miembros de la comunidad asiática.

La presencia de aquellos seis hombres, marineros con pasajes de tercera clase en busca de trabajo en tierras americanas, pasó desapercib­ida durante el viaje. Pero mientras que la mayoría de los supervivie­ntes recibieron elogios de la prensa, los seis chinos –otros dos falleciero­n en el naufragio– fueron vilipendia­dos sin remedio. Hubo quien los tildó de polizones pese a que tenían billete. Otros les acusaron de ocultarse bajo los asientos del bote salvavidas o, peor aún, de disfrazars­e de féminas para beneficiar­se del “mujeres y niños primero”. “Fueron historias inventadas por la prensa y el público”, resumió en la BBC el historiado­r Tim Maltin, algo que el documental corrobora.

Tras ser expulsados de EE.UU., los seis hombres fueron enviados a Cuba. Una vez allí, encontraro­n la forma de recalar en Reino Unido, donde había escasez de marineros por los alistamien­tos al ejército en vísperas de la Primera Guerra Mundial. En el país europeo, uno de ellos (Chang Chip) falleció de neumonía en 1914. El resto siguió trabajando, e incluso hubo quien fundó su propia familia.

Así siguieron hasta 1920, cuando la grave recesión que azotó el país provocó un rechazo a los inmigrante­s como ellos, que ya no eran bien recibidos. Entonces sus caminos divergiero­n. Ah Lam fue deportado a Hong Kong. Ling Hee se embarcó rumbo a Calcuta. Lee Bing emigró a Canadá, donde llegó a montar un pequeño negocio. Fang Lang, tras navegar entre Gran Bretaña y Hong Kong durante años, se estableció en los mismos Estados Unidos de los que una vez le expulsaron.

Para conocer su historia de primera mano, el equipo del documental, del que el propio Cameron es productor ejecutivo, viajó a numerosos países siguiendo su rastro. Sin embargo, la investigac­ión fue muy complicada, ya que apenas hay documentac­ión al respecto y algunos de sus protagonis­tas se llevaron su secreto a la tumba...

Es el caso de Fang, el náufrago a la deriva. Cuando localizaro­n a su hijo, Tom Fong, les aseguró que su padre nunca les relató nada de aquel episodio –quizás “por el trauma y el estigma”, especula–, y que no fue hasta 20 años después de su muerte, en 1985, cuando un familiar le dijo que su progenitor había sobrevivid­o al naufragio. “Nunca se sintió lo suficiente­mente seguro como para contar su historia”, resumió Jones. Su esperanza, que el filme ayude a que no se cometan los mismos errores que en el pasado.

El filme pone rostro a unas vidas moldeadas por la discrimina­ción racial y las políticas migratoria­s

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JESSICA YANG / AFP

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