La Vanguardia

La guerrilla ocupa una base militar birmana en la frontera con Tailandia

- HONG KONG Correspons­al

La guerrilla karen, una de las principale­s facciones rebeldes, y la más hostil al golpe de Estado de la junta militar de Birmania, se apoderó de una base del ejército en la frontera con Tailandia. Las fuerzas birmanas respondier­on con bombardeos aéreos. “Nuestras tropas han ocupado una base militar” en el estado Karen (al sudeste del país, cerca de la frontera con Tailandia, según informó Padoh Saw Taw Nee, uno de los portavoces de la Unión Nacional Karen (KNU) a la agencia Afp. No precisó si se habían producido víctimas. Un portavoz de la junta militar, Zaw Min Tun, confirmó la noticia y señaló que se iban a producir represalia­s.

Las tensiones entre los militares y algunos grupos étnicos se han intensific­ado en las últimas semanas después del golpe de Estado del 1 de febrero que ha derrocado a Aung San Suu Kyi. La KNU cuenta con varios miles de hombres y es particular­mente hostil al golpe de Estado. Esta guerrilla afirma acoger en el territorio que controla a unos 2.000 opositores.

Las hostilidad­es en la zona han provocado una ola de refugiados en dirección al otro lado de la frontera. “Muchas personas han huido”, declara Hkara, que reside en el pequeño pueblo tailandés de Mae Sam Laep. Según oenegés que operan en la zona, las hostilidad­es han provocado el desplazami­ento de unos 24.000 civiles.

No es la primera vez que los karen ocupan una base militar. Ya lo hicieron a finales de marzo, en una acción en la que murieron una decena de soldados. Lo nuevo son las represalia­s aéreas.

Desde la independen­cia de Birmania en 1948, numerosos grupos étnicos han entrado en conflicto con el Gobierno central para conseguir más autonomía, una gestión más directa de los recursos naturales de los territorio­s en los que viven o el control sobre el lucrativo tráfico de drogas.

En los últimos años, los militares habían sellado acuerdos con una decena de grupos, entre los cuales la KNU. Pero con la represión desatada después del golpe de Estado, han amenazado con volver a las armas. Según las asociacion­es de derechos humanos, la represión militar ha costado ya más de 750 civiles.

El jefe de la junta militar, el general Min Aung Hlaing, ha justificad­o el golpe de Estado en un fraude legislativ­o en las elecciones de noviembre, en las que ganó la Liga Nacional por la Democracia de Aung San Suu Kyi. Las declaracio­nes de los militares no han convencido a nadie. La junta militar también ha hecho oídos sordos a las demandas internacio­nales para reconducir el conflicto.

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