Una diferencia de cinco millones de euros aboca al Sant Pau al desahucio
El gimnasio lamenta la pasividad de Colau y prepara un desayuno popular para frenar su lanzamiento, previsto para este viernes
Tic tac... Una diferencia de menos de cinco millones de euros está abocando al gimnasio social Sant Pau al desahucio y la desaparición. Una diferencia enquistada, estancada y empantanada desde hace semanas. Está previsto que el lanzamiento de esta entidad solidaria tenga lugar este mismo viernes. A no ser que... Los cooperativistas del Raval exigen a la alcaldesa Ada Colau que se implique de verdad y de una vez por todas en las negociaciones con la familia propietaria.
Hace 15 días que el Ayuntamiento finalmente, y haciendo de tripas corazón, tras un lustro –sí, esta historia arrancó cinco años atrás ¡tic tac!– hizo una oferta de compra de nueve millones y medio de euros, lanzó la pelota al tejado de la familia propietaria, a ver qué pasa... Pero, según la tasación de la familia propietaria del 46 de la ronda Sant Pau, el inmueble ronda los 14 millones.
Y la familia propietaria son un puñado de parientes, y sus pareceres en este asunto son dispares. Unos no están dispuestos renunciar a levantar su propia promoción de pisos, tal y como planean desde hace años, les ofrezcan lo que les ofrezcan. Y otros están ya cansados de este follón, se muestran dispuestos a considerar ofertas, incluso a bajar sus pretensiones, siempre y cuando el otro lado también se avenga a reconsiderar su posición.
Los cooperativistas exigen que la alcaldesa Colau lidere estas negociaciones porque creen que este imprescindible tira y afloja no se está dando, que en verdad el principal objetivo del Ayuntamiento al lanzar su oferta fue quedar exculpado de lo que pueda pasar, que el tiempo esta vez sí que se acaba.
“No, no tenemos previsto encadenarnos este viernes, ni cercar el paso con bidones llenos de cemento –sigue un portavoz de la decena de trabajadores del gimnasio–.
Muchos pasaremos la noche aquí, aún no sabemos la hora del desahucio... y a las seis de la mañana montaremos un gran desayuno. Esperamos que venga mucha gente. El del Sant Pau es un movimiento muy transversal. La gente ve que somos un proyecto de ciudad”.
Lo del viernes puede ser más emocionante que el final de Qué bello es vivir. Acudirán de buena mañana los del Sindicat d’habitatge del Raval, quienes suelen frenar lanzamientos arrojando pintura de colores a los mossos. También son esperadas unas cuantas monjas teresianas afincadas en el barrio, muy entregadas a los más necesitados. Algunos concejales de la oposición también planean acercarse.
El drama del viernes tendrá un segundo escenario, el del pleno municipal. El republicano Ernest Maragall pedirá cuentas a la alcaldesa de todo lo hecho por el Ayuntamiento hasta ahora, y si es necesario pondrá de nuevo la expropiación sobre la mesa. Luz Guilarte, de Ciudadanos, tratará de sacarle los colores a Colau. Y los ediles de Jxcat también presionarán al ejecutivo. “Es una vergüenza que hayan abandonado al Sant Pau”, tuiteó ayer Elsa Artadi. Además, la oposición planea una actuación conjunta.
“Pararemos el desahucio –dicen los cooperativistas, animados por tanto apoyo–. Y al día siguiente abriremos. Nuestro contrato con los servicios sociales municipales para ofrecer comidas, mudas y duchas toda la pandemia también termina el viernes. Pero seguiremos atendiendo a la gente. En 80 años el Sant Pau nunca tuvo un contrato... ¡ya demostramos de lo que somos capaces!”. Tic tac... es el hashtag del Sant Pau. Tic tac...
Activistas, monjas solidarias y concejales de la oposición se conjuran para salvar la cooperativa del Raval