Inquietud en Lleida por la muralla de la Seu Vella
Lleida se despertó ayer mirando con preocupación hacia las murallas de la Seu Vella. A media tarde del lunes, una de las fortificaciones más altas, ubicada cerca del conocido como Baluard de la Reina, sufrió un grave desprendimiento que afectó a unos 18 metros de longitud y cinco de altura. Rocas y tierra se acumularon por suerte sobre el espacio de la muralla inferior. Si hubiera sido más voluminoso, los materiales podrían haber caído sobre el Auditori Enric Granados, ubicado debajo del tramo afectado.
La Paeria ordenó el cierre perimetral del camino de ronda que circunvala buena parte del monulamentable mento y cerró el acceso a los visitantes. Ayer, técnicos de la Paeria y de Cultura de la Generalitat efectuaron las primeras inspecciones y en principio se cree que pudo ser debido a una filtración de agua. La muralla afectada fue construida en el siglo XVIII y se inspira en las construcciones del ingeniero militar favorito de Luis XIV, Sébastien Le Preste, marqués de Vauban. Paeria y Generalitat anunciaron ayer que se hará una inspección generalizada del perímetro amurallado, unos tres kilómetros, una inspección reivindicada por entidades culturales como los Amics de la Seu Vella. Según el presidente de los Amics, Joan Ramon González, “que el desprendimiento se haya producido en una zona que se creía más segura que otras indica la urgencia de acometer una actuación que las reforme y consolide”. El gran historiador de Lleida, Josep Lladonosa i Pujol, advirtió en los años 80 del siglo pasado el estado de las fortificaciones. Entonces declaró que “si las murallas caen, caerá la Seu”. El incidente afecta de forma negativa a la candidatura del Turó para poder ser declarado monumento de la humanidad por la Unesco.