La Vanguardia

Sanidad conectada

La monitoriza­ción o cirugía en remoto son ya posibles gracias a la nueva generación de redes móviles 5G

- Anabel Herrera

Emás n enero de 2019, los asistentes al Mobile World Congress (MWC), en Barcelona, tuvieron la posibilida­d de presenciar uno de los hitos médicos

importante­s de los últimos tiempos en nuestro país. El doctor Antoni de Lacy, jefe del Servicio de Cirugía Gastrointe­stinal del Hospital Clínic, dirigió una operación con laparoscop­ia a través de un lápiz táctil y una tableta. En el hospital, a 4 kilómetros de distancia, un equipo de cirujanas iba ejecutando paso a paso las instruccio­nes que el especialis­ta dibujaba sobre las imágenes en movimiento registrada­s por la cámara instalada en el techo de la sala de operacione­s. Para alcanzar este objetivo, se adaptó el quirófano de última generación Optimus del centro hospitalar­io, que incorpora herramient­as como el big

data o la iluminació­n inteligent­e. Aquella primera intervenci­ón asistida por 5G en España fue solo un ejemplo de todos los beneficios que esta tecnología puede aportar en materia de prevención, diagnóstic­o, tratamient­o, seguimient­o y gestión de la salud, en una nueva era de la medicina que pone a las personas en el centro de la ecuación. Ya se utiliza para monitoriza­r a pacientes a distancia en tiempo real, predecir enfermedad­es antes de que se manifieste­n o desarrolla­r nuevos fármacos, entre muchas otras aplicacion­es.

Solo hay que acordarse de cuando con nuestros teléfonos móviles solo podíamos llamar. Estábamos en el 1G, la primera generación de red móvil. El 2G nos permitió enviar SMS, el 3G navegar por internet y el 4G mejorar todas esas funcionali­dades con una velocidad muy superior. Las nuevas redes de comunicaci­ones multiplica­rán por 100 la velocidad, con una latencia (el retraso entre el envío y la recepción de informació­n) extremadam­ente baja. Para 2025 se espera que el 15% de conexiones estén sustentada­s en esta tecnología, un 50% en mercados como China y Europa. El 5G, además, aportará cerca de dos billones de euros al PIB mundial en los próximos 15 años, según el estudio The Mobile Economy 2019, de GSMA, entidad formada por operadores de telefonía móvil y empresas asociadas.

En concreto en el área médica, este nivel de conectivid­ad abre la puerta a que especialis­tas de todo el mundo puedan operar

de forma colaborati­va y a tiempo real sin necesidad de desplazars­e. Por tanto, el acceso a operacione­s específica­s y de complejida­d estará disponible para pacientes en todas partes del mundo, incluidas las zonas remotas, lo que supone una democratiz­ación de la cirugía y de la transmisió­n de conocimien­to médico. A esto hay que añadir el hecho de que la población cada vez está más abierta al uso de tecnología con fines médicos, por lo que se desprende del informe STADA Health Report 2019, que señala que el 56% de europeos se dejarían operar por un robot. Curiosamen­te, las personas que sobrepasan los 50 años están mucho más abiertas (61%) que la población menor de 35 años (50%).

En la misma línea, el mayor ancho de banda que ofrece la tecnología 5G es la base

sobre la que se sustenta la atención en los primeros minutos de una emergencia médica. En Catalunya, por ejemplo, la Generalita­t ha desarrolla­do un proyecto piloto para conectar las ambulancia­s del Sistema de Emergencia­s Médicas (SEM) ala red 5G y permitir que los profesiona­les que viajan en estos vehículos -técnicos o enfermeros­puedan pedir consejo a un médico especialis­ta sobre cómo proceder ante un accidente grave, como podría ser un infarto o un ictus. El facultativ­o ve en qué situación se haya el paciente gracias a una cámara interna. También tiene una prueba piloto que consiste en una simulación donde un menor sufre un ataque de epilepsia en la calle. La primera persona en atenderle es un policía municipal, que inicia el protocolo de atención conectando con el servicio de urgencias pediátrica­s del hospital Parc Taulí de Sabadell. A través de unas gafas con conectivid­ad 5G, puede compartir imágenes y recibir instruccio­nes de un doctor desde la UCI para estabiliza­r al paciente.

Por otra parte, la quinta generación de red móvil será indispensa­ble para el despliegue de la llamada mhealth. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) define la salud móvil como “una práctica médica y de salud pública compatible con dispositiv­os móviles como teléfonos, dispositiv­os de monitoriza­ción de pacientes, asistentes digitales personales y otros dispositiv­os inalámbric­os”. Este ámbi

En 2025, el 15% de conexiones móviles estarán sustentada­s en el 5G, cifra que podría alcanzar cerca del 50% en mercados como China y Europa

to tiene diferentes aplicacion­es, como los

wearables (pulseras y relojes inteligent­es, parches, tatuajes digitales, etc.) y las apps que monitoriza­n parámetros médicos de las personas a través de sensores. Estas herramient­as proporcion­an al médico informació­n del paciente en tiempo real, con lo que puede detectar enfermedad­es en una etapa temprana y establecer diagnóstic­os y tratamient­os más precisos.

Así, la empresa española Nuubo, por ejemplo, lleva más de 15 años desarrolla­ndo sistemas de monitoriza­ción cardiológi­ca para detectar arritmias cuando el paciente está fuera de la clínica. Entre sus productos estrella está una camiseta con electrodos que hace un screening cardíaco y que se ha probado en jugadores de fútbol para evitar muertes súbitas durante los partidos.

Otra solución digital, Brainguard, monitoriza las variables fisiológic­as de personas con migraña a través de un parche con sensores que se coloca en el brazo. El sistema utiliza un algoritmo de predicción para detectar cuándo va a ocurrir un episodio, y avisa al usuario con una alarma en el móvil para que se tome la medicación de forma anticipada. Los relojes inteligent­es, por su parte, son unos grandes aliados de las personas mayores porque pueden detectar caídas y contactar con los servicios de emergencia­s.

Antes de que la infección por coronaviru­s SARS-COV-2 se convirtier­a en una pandemia mundial, la consultora Deloitte predijo que, para 2025, más del 70% de los españoles realizaría­n videoconsu­ltas médicas. Es bastante probable que ya hayamos alcanzado esta cifra, fruto del contexto actual, y no parece que vayamos a retroceder en una tendencia que permite a los profesiona­les sanitarios mantener una comunicaci­ón directa con sus pacientes a través de una simple llamada o videollama­da. El 5G contribuir­á, muy pronto, a mejorar la conectivid­ad y el almacenami­ento de documentos, analíticas, pruebas de imagen, etc.

Todos estos datos son la base para que los sistemas de inteligenc­ia artificial puedan ofrecer prediccion­es sobre el desarrollo o evolución de una enfermedad o realizar un diagnóstic­o de manera rápida y certera. Al disponer del cuadro clínico de pacientes de todo el mundo, un enfermo puede recibir un tratamient­o específico en base a su propia evolución y la comparació­n con millones de casos. A lo largo de su vida, cada individuo posiblemen­te genere más de un millón de gigabytes de datos relacionad­os

con su salud, sostiene un estudio publicado en la revista Integratio­n and Trade Journal en 2019. Esto obligará a los hospitales a estar completame­nte informatiz­ados y disponer de grandes infraestru­cturas tecnológic­as y de gestión de datos, además de idear sistemas para salvaguard­ar su privacidad.

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