Bonaventura Clotet
Infectólogo
El concierto-ensayo que ofreció el grupo Love of Lesbian ante 5.000 aficionados con un cribaje previo de antígenos ha sido un éxito, ya que los resultados han mostrado que no ha habido transmisión de la covid.
Justo un mes más tarde de realizarse el concierto-ensayo de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi, ayer se dieron a conocer los resultados, que indican que no hubo transmisión de la covid entre los asistentes. Ello demuestra que los conciertos masivos pueden ser seguros si se toman las medidas adecuadas, como las que se implementaron el 27 de marzo con la asistencia de 5.000 que no guardaron distancia social.
Esta fue la principal conclusión del ensayo realizado en el mencionado concierto-ensayo (organizado por la iniciativa Festivals per la Cultura Segura) y cuyas conclusiones fueron expuestas por el doctor Josep Maria Llibre, miembro de Fundació Lluita contra la Sida i les Malalties Infeccioses del hospital Universitari Germans Trias i Pujol. En este se especifica que tras el conciertoprueba y en el lapso de catorce días solo se tuvo conocimiento de seis personas que habían asistido al espectáculo y que resultaron positivas por covid, de manera asintomática o con afectación leve. Tras analizar caso por caso, se concluyó que cuatro se habían contagiado después del concierto. Respecto a las otras dos, se desconoce cuándo se produjo la transmisión, aunque el especialista sanitario concluyó que según los datos disponibles las “posibilidades de que se hayan contagiado en el acto son mínimas”.
Esta cifra de seis personas, además, significaría 131 casos por cada 100.000 habitantes, que también es baja. Llibre destacó que es una cifra inferior en comparación a la del mismo periodo de tiempo y del mismo grupo de edad en Barcelona –dado que la mayoría de asistentes era de la capital catalana–, que fue de 260 casos por 100.000 habitantes.
En el estudio de estos casos positivos se ha identificado en qué zona del concierto se encontraba cada uno de ellos –había tres zonas diferenciadas–, si la fecha de infección coincide con la asistencia al concierto o si sus acompañantes se infectaron. Los seis casos han pasado la enfermedad como casos leves o asintomáticos, ninguno de ellos ha requerido inboni greso hospitalario y los investigadores no han observado transmisión secundaria a otros contactos.
Los impulsores de la prueba piloto decidieron realizar este concierto en el Palau Sant Jordi tras el primer concierto-ensayo llevado a cabo en la sala Apolo el pasado diciembre con 500 personas asistentes y los mismos protocolos: sin distancia social, con mascarilla FFP2, evitando aglomeraciones en zonas comunes, gel y amplia ventilación del local. Que no hubiese ningún caso les empujó a hacer lo mismo con un aforo multiplicado por diez. Para valorar lo acontecido en el Palau Sant Jordi, que “no fue un evento de supertransmisión”, ayer asistieron a la presentación además del doctor Llibre, el también investigador de Can Ruti Boris Revollo, así como el máximo responsable de la Fundació Lluita contra la Sida i les Malalties Infeccioses, Bonaventura Clotet (este, uno de los motores iniciales del proyecto). También estuvieron presentes la consellera de Cultura, Àngels Ponsa, el primer teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Colly todos los promotores involucrados en la iniciativa.
Aunque el optimismo y la satisfacción ayer eran palpables –el promotor Jordi Herreruela lo verbalizó adecuadamente: “Comienza a verse la luz al final del túnel”– hay muchas preguntas pendientes, como Clotet y Revollo reconocieron. Así, cuestiones como la validez temporal de las pruebas de antígenos, quienes pueden realizarlas o si las personas ya vacunadas han de someterse a ellas o no, (el doctor Clotet fue claro: “Un vacunado, aún con escasa carga vírica, puede contagiar”) son claves a la hora de comenzar a pensar en la vuelta a la normalidad de los conciertos.
Los promotores presentes coincidieron en que este verano habrá actividad, con un Cruïlla que aspira a convocar a más de quince mil personas en cada uno de los tres días de su festival en julio, y la consellera Ponsa anunció que ya hay una comisión conjunta de los departamentos de Cultura y Salut para que los conciertos sean una “realidad este verano”.
El gran problema para llevar a la práctica estas iniciativas –que gravita en buena parte sobre la realización de la prueba de antígenos con anterioridad y de una manera fluida– es el coste que representan. Algo especialmente evidente en las salas de pequeño y mediano aforo, y que exigirán unos protocolos que aclaren dónde y cómo se realizarán y cómo se financian.
LA CONCLUSIÓN DEL EXPERTO Llibre: “Un concierto en recinto cerrado con cribaje previo es una actividad segura”
PRUDENCIA Los promotores están a la espera de los protocolos y de cómo se financiarán