La Vanguardia

El PP en manos de Ayuso

- Inmaculada Sánchez Directora de la revista ‘El Siglo’

Este martes, cuando las urnas pongan punto final a la campaña más tensa y crispada de los últimos tiempos, Pablo Casado tendrá difícil conciliar el sueño. Aunque ya sabemos que el dormir de los políticos es parte del precio del juego del poder, y bien lo sabe Pedro Sánchez, al líder del PP los resultados del 4-M le pueden desvelar más que al actual inquilino de la Moncloa.

Todos los sondeos apuntan en la misma dirección: una victoria de Isabel Díaz Ayuso que, pese a su arrollador­a contundenc­ia, precisará del apoyo de Vox. Aun así, los triunfos en Madrid siempre son por la mínima y una inesperada remontada del bloque de la izquierda no está descartada por nadie, como tampoco lo está el indeseado, pero posible, escenario de un empate a escaños entre izquierdas y derechas que el cambio poblaciona­l y la aritmética de la Asamblea de Madrid permite en esta ocasión.

Perder la joya de la corona supondría condenar a Casado a una travesía del desierto de incierta duración. Y a Ayuso, a un precipitad­o final de su sorprenden­te estrellato. En Moncloa descartan esta baza y preparan la estrategia para la contraria. Sánchez se ha mojado mucho en la campaña pero el coste del encumbrami­ento de Ayuso, si las encuestas se confirman, no le resultará tan alto como a Casado. Vacunas y fondos europeos pertrechar­án al presidente en los próximos meses, dicen en Presidenci­a.

El dirigente popular ha transitado diversos caminos en su afán por reconducir al PP a sus liderazgos previos a la Gürtel o a los triunfante­s balcones de la sede de Génova de la que ahora reniega. Del Casado mimetizado con Vox hemos pasado al Casado marianista a lo largo del difícil año de la pandemia. Hasta que la moción de censura presentada por Santiago Abascal en octubre le dio la oportunida­d de encarrilar su mandato renegando de la senda que marcaba la extrema derecha.

El camino de baldosas amarillas que se empezó a construir ese día Casado en el Congreso está a punto de ser dinamitado este 4-M. Si Vox ha de entrar en la ecuación de gobierno de una triunfante Díaz Ayuso, el presidente del PP tendrá que rediseñar la línea de ataque a Sánchez –más aún si las urnas certifican la defunción del centro–, mientras la figura de la presidenta madrileña continúa haciéndole sombra.

En tiempos de Esperanza Aguirre como presidenta, su verbo sin complejos, nos llevó en El Siglo a titular una portada con su foto vestida de chulapa en San Isidro como “La chula que castiga”, jugando con la letra del popular chotis. Años después, su heredera castiga aún más, si cabe, a las izquierdas y, quien sabe si a su propio jefe.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain