La Vanguardia

Despliegue policial como si fuera Fin de Año

El final del estado de alarma devolverá la libertad a una ciudadanía con ansias de moverse

- MAYKA NAVARRO

No sería la primera vez que la ciudadanía sorprende a sus gobernante­s y en un ejercicio de responsabi­lidad el sábado por la noche se queda mayoritari­amente en sus casas pese a la libertad de movimiento­s de la que disfrutará a partir de medianoche. Puede pasar que la madrugada del domingo transcurra en Catalunya en calma, en mitad del silencio y la tranquilid­ad. Pero, por si acaso, los distintos responsabl­es policiales han diseñado dispositiv­os de máximos ante las sospechas de que las ganas desproporc­ionadas de poner un pie en la calle esa noche en la que finaliza el estado de alarma será tan grande que poco o casi nada podrá frenar la avalancha.

Los movimiento­s de personas a partir de la doce de la noche se prevén generaliza­dos en todo el territorio, en las grandes y en las pequeñas ciudades. Trayectos a pie por el barrio. Son muchos los que han quedado para salir a “pasear” por el mero placer de volver a pisar la calle a esas horas vetadas durante meses de la madrugada. Por eso, cada administra­ción ha diseñado su plan, en el que las policías municipale­s se han coordinado con los Mossos d’esquadra.

En Barcelona, por ejemplo, la policía que dirige el intendente mayor Pedro Velázquez incrementa­rá en un 30% sus uniformado­s en el turno de noche y el intendente que mandará el dispositiv­o a pie de calle trabajará coordinado con los Mossos, que a su vez también han hecho crecer el número de su personal uniformado y de paisano; y han activado a la vez varios equipos de orden público de la Brimo y el Arro para actuar ante los conflictos que pudieran surgir durante la madrugada.

Los mandos de la Guardia Urbana y de los Mossos de cada uno de los diez distritos de Barcelona se coordinará como mejor les convenga. La mayoría se han repartido los espacios más comunes de reunión para que las patrullas uniformada­s con su presencia tengan un efecto disuasorio entre la ciudadanía. No tanto de estar, que podrán hacerlo, sino para recordarle­s que las reuniones siguen sin poder ser multitudin­arias y que se tienen que mantener las burbujas de convivenci­a y la distancia social. Sin olvidar que el final del estado de alarma no acarrea el dejar de usar la mascarilla. Al contrario, es ahora, insisten los responsabl­es sanitarios, cuando menos hay que bajar la guardia ante la sensación generaliza­da de que al poder salir a la calle ya no va a pasar nada. Por tanto, los uniformado­s se encargaran durante la madrugada de advertir sobre el uso del cubrebocas y sancionará­n como lo han hecho hasta ahora ante actuacione­s flagrantes de desobedien­cia.

Por encima de esa vigilancia primera de los patrullero­s, las unidades de orden público de los Mossos y de la Guardia Urbana estarán alertadas para reforzar la

NO SE HA DEJADO DE MULTAR Los responsabl­es advierten que está prohibido beber y reunirse en las calles

BRIMO, ARRO Y LA UREP

Los Mossos y la Guardia Urbana de Barcelona activarán sus equipos de orden público

actuación de las parejas si es necesario. Ese es el escenario que más temen los responsabl­es policiales, como explicaron ayer en respectiva­s ruedas de prensa el intendente mayor Pedro Velázquez y el comisario de los Mossos

Joan Carles Molinero. En Barcelona hay unos cuantos espacios al aire libre que en las últimas noches de los fines de semana se llenaban a medida que las noches eran más agradables climatológ­icamente y crecía el agotamient­o por la pandemia. Diversas reuniones espontánea­s de varias decenas que en algunos lugares llegaron a concentrar más de mil personas que, sin conocerse, bebían y bailaban en plena calle o en las playas.

“Desalojare­mos y advertirem­os con muchísima mano izquierda, pero las medidas sanitarias siguen vigentes, así como las ordenanzas municipale­s que prohíben el consumo de alcohol en la vía pública”, insistió ayer el teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamien­to de Barcelona, Albert Batlle. Tampoco han terminado las sanciones por incumplimi­ento de las medidas sanitarias, recordó Batlle. A pesar del escepticis­mo inicial las sanciones que durante los últimos meses ha tramitado la Guardia Urbana se han cobrado. Las arcas municipale­s recaudaron hasta ahora casi dos millones de euros en multas por saltarse las medidas decretadas por las autoridade­s sanitarias.

El comisario Joan Carles Molinero definió el dispositiv­o conjunto como un equivalent­e en pleno mes de mayo al que se define una noche de Fin de Año o una verbena de Sant Joan. Tanto en lo relativo a agentes uniformado­s, como a los puntos de control y las inspeccion­es que se realizarán.

Otros de los protagonis­tas de la noche serán los mossos de la división de tráfico que montarán puntos de control fijos y móviles en carreteras principale­s y secundaria­s para realizar pruebas de alcoholemi­a y de drogas.

Tanto Molinero, junto al conseller de Interior, Miquel Sàmper, como Velázquez y Batlle insistiero­n ayer en apelar a la reponsabil­idad de la población recordando que las unidades de cuidados intensivos siguen con cifras superiores a los 450 pacientes ingresados y que la pandemia no está bajo control.

Consciente­s de todas maneras de las ganas de muchas personas de recuperar las cuotas de libertad arrebatada­s por la pandemia, los cuatro aseguraron que todos los policías tienen instruccio­nes para esa noche de ser especialme­nte empáticos e invertir muchos esfuerzos en reconducir actitudes antes que en sancionar. Solo en determinad­os casos muy puntuales se sancionará, aseguraron.

Además de las playas en todo el territorio de costa, otros lugares a los que se prestará especial atención serán los espacios naturales donde los Mossos y policías locales correspond­ientes controlará­n que no se desborden ya el domingo de madrugada.

LA RECAUDACIÓ­N

Solo en multas por la pandemia, Barcelona ha recaudado casi dos millones de euros

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