Estado de felicidad (*)

En primer lugar, hay que aclarar que el asterisco del titular vale para recordar los millones de muertos que se ha cobrado la pandemia en el mundo y que nos obliga a matizar el estado de felicidad en el que toda España va a entrar esta medianoche cuando se ponga punto final al estado de alarma y excepción. Mucha gente ha sufrido y sigue sufriendo los embates de esta enfermedad pero también es cierto que en las calles se respira un ambiente de confianza gracias a la vacunación (casi seis millones de españoles ya han recibido la pauta completa) y a la evolución a la baja de la pandemia.

Sería un error pensar que ya hemos salido del túnel oscuro de la covid. El virus sigue presente entre nosotros. Lo que sí que se han acabado, a partir de esta noche, es parte de las restricciones de estos últimos meses que han llevado a un agotamiento mental de la sociedad. Hay sectores, como los locales de ocio nocturno o la mayoría de los eventos deportivos, que siguen sin público, pero ya les queda menos. El gran cambio a partir de hoy va a suponer recuperar la libertad (bonita palabra puesta de moda estos días en Madrid) de movimientos sin restricciones horarias o de espacios. Algunas

comunidades aún mantendrán el toque de queda por decisiones judiciales. Es consecuencia de dejar esta decisión en manos de los jueces: en Baleares o la Comunidad Valenciana se acepta el toque de queda y en el País Vasco, no. Pero estas limitaciones caducarán en breve.

Para que ello se así, hay que seguir actuando con suma prudencia. Ahora no es cuestión de volvernos todos locos. Como siempre cuando se superan nuevas etapas en esta larga batalla contra la pandemia, cabe el riesgo de volver atrás y por eso toca recomendar sentido común en esta nueva fase que empezaremos hoy. Los jóvenes, que son uno de los sectores más afectados por este largo confinamiento, van a poder liberarse por la noche, pero es bueno recordar que los botellones y las fiestas de más de seis personas siguen prohibidos. Ya tendrán tiempo para celebrarlo en breve.

Han sido 14 meses muy duros. Por eso toca celebrar hoy que cambiamos el estado de alarma por el de la felicidad. Démonos una alegría.