Las “tontas” del bote
Es costumbre en política despreciar al rival, sobre todo cuando se puede convertir en alternativa para el que gobierna. No es una exclusiva ni de la izquierda ni de la derecha. Se hizo con Aznar cuando lo menospreciaban diciendo que era alguien sin carisma, y sus segundas elecciones las ganó por mayoría absoluta. También se hizo con Bambi Zapatero, y venció en dos comicios seguidos. Con Rajoy y sus frases absurdas, y llegó a la Moncloa con mayoría absoluta. Incluso de Pedro Sánchez se dijo que era la marioneta de Susana Díaz. ¿Se acuerdan? Él tampoco.
Pero si ha habido dos políticas de las que se han burlado sus rivales sin piedad esas han sido Esperanza Aguirre e Isabel Díaz Ayuso. A ambas se las ha tildado directamente de “tontas”. Lo pongo entre comillas, pero quien se lo soltaba le quitaba las comillas. Y ambas se han hecho grandes a partir de su supuesta tontuna. No sabemos si Aguirre hubiese sido lo mismo sin sus apariciones con Pablo Carbonell en el Caiga quien caiga. Nadie se tomaba en serio a aquella mujer que se embobaba con las preguntas del cantante de Los Toreros Muertos. Pues la “tonta” de Aguirre fue ministra de Cultura, la primera mujer presidenta del Senado y la primera mujer presidenta de la Comunidad de Madrid durante nueve años.
Lo de Ayuso es todavía más bestia. Hace dos años nadie daba un duro por que se convirtiera en presidenta de su comunidad. A algunos de sus actos de campaña no iban ni fotógrafos, y los retratos se los sacaban sus colaboradores, como ella misma explica en el
Salvados con Gonzo de este domingo. Había encuestas que le daban 20 escaños. Sacó 30 y 700.000 votos. Dos años después, 65 y casi un millón de votos más. ¿Y cómo se ha hecho grande a Ayuso? Pues en parte a base de descalificaciones. No hablo de las críticas a su gestión política, completamente legítimas y la mayoría merecidas. Hablo de las mofas y befas que ha recibido Díaz Ayuso desde su llegada a la primera línea política. A ella no solo la han llamado “tonta”, sino que incluso la han tildado de “loca”. Corrió como la pólvora el acrónimo de su nombre: “IDA”. Pues ahí tienen a “IDA”, la política de moda en España. El gran toque de atención al Gobierno de Sánchez y al propio líder de su partido, Pablo Casado, que se pasó la noche electoral a rebufo de la presidenta a ver si se colaba en algún plano.
Si jugásemos a “se abre el telón”, podríamos decir: “Se abre el telón y se ve a Esperanza Aguirre y a Isabel Díaz Ayuso, con sus rivales señalándolas y riéndose de ellas. ¿Cómo se llama la película? (…) Dos tontas muy listas”. Pero esto es España, y ni tenemos a los hermanos Farrelly ni a Jim Carrey ni a Jeff Daniels. Y como Ayuso ha hecho bandera del
Madrileña way of life o como ella dice el “vivir a la madrileña”, deberíamos pensar en referentes patrios.
Y, por favor, que no suene a descalificación, todo lo contrario, pero a mí Ayuso me recuerda a Lina Morgan en La tonta del bote.
Para refrescar la memoria sobre este clásico del cine español, recurrí a la Wikipedia. Y me encontré con esto: “La tonta del bote es la película más conocida de Lina Morgan. Fue filmada en España en 1970 y, en ella, da vida a una pobre muchacha ignorante cuyos sentimientos son pisoteados por aquellos que la rodean. Se la conoce como la tonta del bote.
Los personajes tienen ese deje castizo característico del cine popular y cómico español. Las escenas cómicas están ligadas con otras de tratamiento más dramático, lo que hizo que la película funcionase a la perfección y tuviera tanto éxito, sobre todo, entre los seguidores de Lina Morgan”. ¿Les suena el argumento y la popularidad que logró? Pues sigamos mirando a Ayuso por encima del hombro. Sigamos riéndonos de Lina Morgan y despreciemos su éxito. Que en este país siempre funcionó mejor parecer “tonta” que pasarse de listo. Queda Ayuso para rato.
En este país siempre funcionó mejor parecer “tonta” que pasarse de listo;
queda Ayuso para rato