ERC y los comunes avanzan en las negociaciones para cerrar un pacto
El PSC rechaza una abstención y recuerda que su candidatura ganó las elecciones
Mientras las negociaciones de ERC y Junts entraron ayer en una fase de bloqueo las conversaciones de los republicanos con los comunes avanzan. Por ahora, las dos reuniones con agenda pública celebradas entre ambos partidos han terminado satisfactoriamente para ambas partes. No obstante se antoja complicado cerrar un acuerdo esta semana. El obstáculo, aunque “no insalvable”, sigue siendo la voluntad de ERC de liderar en solitario el Govern frente a la de En Comú Podem de formar parte del ejecutivo.
Ni siquiera la reunión que los republicanos tuvieron ayer con Junts poco después de reunirse con el equipo negociador de Jéssica Albiach es motivo de inquietud para los comunes, que dicen estar obligados a creerse a ERC cuando asegura que ya da por descartada la coalición con los posconvergentes.
Los comunes admiten la posibilidad de que los republicanos les estén utilizando para hacer recapacitar a Junts pero, en este escenario, tiene claro que “si hay acuerdo con Junts, no lo habrá con nosotros”, afirman.
Unos como otros son conscientes de que el ejecutivo de izquierdas que ahora está tratando de armar ERC debería contar con el apoyo de los comunes, la CUP y otra formación para obtener más síes que noes en la votación de investidura en el Parlament.
La posición de los comunes es flexible en esta cuestión. Preferirían tener el apoyo del PSC, al que insisten en reclamar sus votos, pero también aceptarían recibir los votos de Junts siempre y cuando no incluyera el cobro de intereses.
“Si Junts se queda fuera, se queda fuera”, advierte Albiach en público. Dejar fuera a Junts de la ecuación no es negociable y creen que ERC, después del cisma, se lo puede permitir.
Las combinaciones para la investidura, en realidad, son pocas (ver el gráfico adjunto) y algunas aunque aritméticamente posibles son, a día de hoy, políticamente inviables. Una alianza de izquierda de ERC, PSC y los comunes, que tendría tantos votos como una alianza de los partidos independentistas (ERC, Junts y CUP) no parece posible que prospere por los vetos recíprocos. Pero, tras la ruptura de Junts y ERC tampoco la segunda tiene viabilidad.
El tercer escenario, requiere la cesión de votos y la abstención del PSC o de Junts. Pero todo es demasiado complicado.
Los comunes ven en las negociaciones con ERC la “oportunidad” de convertirse en el partido que logre enterrar la alianza entre los dos grandes partidos independentistas. Incluso creen que el posible pacto sería asumible para la CUP, de la misma forma que el preacuerdo de los anticapitalistas con ERC es “un buen punto de partida” en lo social. En ese acuerdo se establece una fecha de caducidad para la mesa de diálogo sobre Catalunya (segunda mitad de 2023) a partir del cual, si no hay resultados, se iniciaría un “embate democrático por la
Las conversaciones empiezan a entrar en materia pero se antoja complicado cerrar el acuerdo esta semana
El pacto de ERC y la CUP no es problema para los de Albiach, que creen que la mesa de diálogo dará frutos
autodeterminación”, algo que no parece preocupar a los comunes, convencidos de que “si la mesa de diálogo se activa, no fallará”.
Por su parte, el PSC se ve obligado a esperar un desenlace. En público reclaman la oportunidad de intentar la investidura de Illa tras “el nuevo fracaso de Aragonès”, algo a lo que Albiach se niega por considerar que el socialista “no ha hecho nada” para recabar los apoyos. Illa descartó ayer facilitar la investidura de Aragonès e insistió en que si no hay una mayoría independentista, él debería liderar la de izquierdas, por ser el principal partido de este bloque y ganador de los comicios. En privado, ven más cerca una repetición electoral y culpan a ERC recordando el “cordón sanitario” al que les someten desde las elecciones.