Sebastian Kurz
Canciller de Austria
La Fiscalía Anticorrupción investiga al presidente del Gobierno y líder conservador austriaco y a su jefe de gabinete por presunto falso testimonio ante la comisión parlamentaria del Ibizagate, el escándalo que provocó la caída del ejecutivo en el 2019.
El canciller de Austria, Sebastian Kurz, está siendo investigado por la Fiscalía anticorrupción por presunto falso testimonio ante la comisión parlamentaria dedicada al escándalo conocido como Ibizagate, que en mayo del 2019 condujo a la caída del anterior gobierno de coalición del líder conservador con la ultraderecha. El canciller confirmó ayer, en una breve comparecencia ante la prensa en Viena, la apertura de una investigación preliminar contra él y su jefe de gabinete, Bernhard Bonelli, en relación con una de las varias ramificaciones del asunto.
A raíz de una denuncia de la oposición socialdemócrata y liberal, la Fiscalía de Delitos Económicos y Corrupción (WKSTA) sospecha que Kurz y Bonelli hicieron declaraciones falsas a dicha comisión parlamentaria. “Me esforcé siempre, y durante horas, en contestar a todas las preguntas lo mejor posible, dentro de lo que podía recordar, y de acuerdo con la verdad –aseguró ayer Kurz–, pese a que se trata de temas de hace años y no tienen que ver con los temas principales de mi actividad como jefe de Gobierno”.
Kurz descartó que el caso pueda conducirle a dimitir, y se declaró dispuesto “con mucho gusto” a ser interrogado por el juez. Admitió que la WKSTA podría en algún momento presentar una denuncia penal contra él, pero que, si así ocurre, “no tendrá ninguna consecuencia”.
Entre otras derivadas del escándalo, la comisión parlamentaria examina si determinados nombramientos de cargos en empresas públicas se realizaron correctamente. En concreto, la comisión estudia la designación en el 2019 de Thomas
Schmid –amigo y asesor de Kurz– como director ejecutivo de la sociedad ÖBAG, que gestiona las participaciones de Austria en empresas, incluida la petrolera OMV. Los mensajes de texto analizados por la comisión muestran a Kurz diciéndole a Schmid, antes de la fecha del nombramiento, que tendría “todo lo que quisiera”. Según medios austriacos, la Fiscalía asume que, cuando la comisión pidió ver sus correos electrónicos, Kurz ocultó la existencia de una de las tres direcciones de e-mail que usaba entonces.
El Ibizagate recibe ese apodo en alusión al comprometedor vídeo filmado con cámara oculta en una villa de esta isla balear en verano del 2017, que salió a la luz hace dos años. En el vídeo, el entonces líder del partido ultraderechista FPÖ, Heinz-christian Strache –que más tarde en ese mismo 2017 se convertiría en socio de gobierno de Kurz–, mostraba disposición ante una supuesta oligarca rusa para la venta de participaciones en empresas estatales a cambio de favores políticos. El caso provocó la caída del gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones, que se celebraron en el 2019, y de las que surgió el actual Ejecutivo de conservadores y verdes.
La Fiscalía sospecha que el conservador Kurz ocultó correos a la comisión parlamentaria dedicada al Ibizagate