Hamas y Yihad han multiplicado su arsenal de cohetes y misiles
La fabricación propia permite a las milicias desafiar a la Cúpula de Hierro israelí
El dato conocido ayer lo dice todo. En 38 horas, Hamas y Yihad Islámico fueron capaces de lanzar sobre Israel –con desigual fortuna, pero eso es cuestión aparte– 1.050 cohetes y misiles. Es una cantidad enorme si se tiene en cuenta que en el verano del 2014, durante 50 días de confrontación, se dispararon unos 2.600 en total; el promedio diario no alcanzó los 150 proyectiles y el máximo no llegó a los 200. Las preguntas que surgen son, pues, ¿qué tamaño tiene hoy el arsenal de las milicias gazatíes? ¿Y durante cuántos días están dispuestas a sostener una guerra?
Todos los cohetes y misiles lanzados en aquellos 50 días “se podrían disparar ahora en cinco minutos”, dijo en el 2018 Yahya Sinuar, líder de Hamas en Gaza. Han pasado tres años y la actual demostración de potencia de fuego es obvia.
El pasado febrero, un alto comandante israelí decía que Hamas podía tener unos 7.000 proyectiles balísticos y Yihad Islámica, unos 6.000. Otras fuentes dan un total de 20.000. Falta saber de qué se trata exactamente, porque el arsenal va desde los artesanales cohetes Qasam de cortísimo alcance –que empezaron siendo peligrosos solo por impacto directo y se han ido sofisticando– hasta los misiles M-302 capaces de llevar una carga de 170 kilos hasta 160 kilómetros de distancia, cubriendo el territorio israelí.
Entre unos y otros se cuentan los cohetes tipo Grad –basados en los
venerables katiusha rusos y de uso habitual en Siria, Irak o Libia– sobre lanzaderas portátiles y con hasta 45 kilos de explosivos, y los M-75, llamados así por su alcance en kilómetros y con cabeza de 60 kilos.
De los pequeños puede haber en Gaza cantidades ingentes, mientras que los de mayor alcance fueron los menos utilizados en el 2014, lo que nos lleva a la cuestión de si ahora hay muchos más y de dónde vienen.
En el 2019 Hamas lanzó cientos de misiles para forzar a Israel a cumplir los términos de la tregua suscrita al final de la operación israelí Margen Protector en el 2014. Pero también lo hacía, según los observadores, para comprobar sus avances en sistemas de lanzamiento y guiado (algunos se disparaban sobre el mar). El mismo Yahya Sinuar decía que estaban desarrollando sus capacidades gracias a la ayuda de Irán.
Es decir, Irán no mentía al decir que la copia de su Fajr-5, el M-75, se fabricaba en Gaza. Y lo mismo ocurriría con el misil más poderoso, el M-302 Jaibar sirio (copia del WS-2 chino bajo licencia), que Hamas llama R-160.
Así, las milicias gazatíes habrían solventado el problema de importar cohetes a través del mar o de los túneles excavados bajo la frontera con Egipto a base de buen asesoramiento técnico, amén de otros recursos, como la obtención de materiales. Es algo parecido a lo que ocurre con los misiles iraníes que disparan los hutíes de Yemen contra Arabia Saudí. Fabricar en lugar de esperar a que los misiles lleguen es lo que permite aumentar el arsenal.
El objetivo, desde luego, es superar el sistema israelí de cohetes interceptores Cúpula de Hierro, que tuvo su momento estelar durante la operación Pilar Defensivo, en el 2012. Se trata de superarlo por saturación, eso sí, disparando, como el otro día, un centenar de proyectiles casi simultáneamente y a la menor distancia posible de territorio israelí para que el sistema de la Cúpula no pueda reaccionar a tiempo.
Todo esto acaba teniendo un coste elevado, luego la pregunta vuelve a ser la del principio, cuántos días puede durar, tanto si Israel se lanza a una incursión por tierra como si no, porque las milicias de Gaza, unas decenas de miles de hombres, equipados con quizá ni un millar de cohetes guiados antitanque –siempre según datos israelíes–, no tienen mejor arma que sus misiles.
En Gaza podría haber entre 13.000 y 20.000 proyectiles, según diferentes cálculos israelíes