La Vanguardia

PP y Vox embisten a Marlaska, que reprocha el “acoso” de la oposición

- JOAQUÍN VERA

El ministro del Interior, Fernando Grande-marlaska, entonó varios “basta ya” desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados. Iban dirigidos al Partido Popular y a Vox, que miércoles tras miércoles han convertido el pleno de la Cámara Baja en una ofensiva constante contra el exmagistra­do de la Audiencia Nacional, que denunció ayer el “acoso” y “señalamien­to” que sufre por, en su opinión, “ser valiente”. Minutos antes escuchó como desde la derecha y la extrema derecha le volvieron a llamar “indigno”, “criminal”, “delincuent­e” o “persona con profundos traumas”, por lo que recordó su pasado como juez y las numerosas amenazas que recibió de ETA para justificar que no dedicará “ni cinco segundos de su tiempo” para responder a los insultos. “Son ustedes unos aficionado­s y no me dan ningún miedo [...] No nos vamos a doblegar señorías”, alertó.

La sesión de control del Gobierno comenzó para Marlaska con dos preguntas del Partido Popular con las que dos diputadas de la formación conservado­ra aprovechar­on para sacar a relucir –como cada semana– todos las polémicas que acumula el titular de Interior. Le acusaron de ser responsabl­e de que “matones de Pablo Iglesias pateen a policías nacionales”, de “ocultar” las detencione­s de dos trabajador­es de Podemos durante el mitin de Vallecas y de “airear” intenciona­damente las amenazas con balas que recibió durante la campaña. También tuvieron tiempo para criticar el acercamien­to de presos de ETA y el cese “ilegal” –tal y como dictó la Audiencia Nacional– del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos. Marlaska no quiso entrar en el barro y solo criticó el hecho de usar las sesiones de control para “hacer política a golpe de zasca”.

Más dura fue la diputada de Vox Macarena Olona, quien formuló la interpelac­ión urgente al ministro. Abogada del Estado, la diputada de la ultraderec­ha teatralizó un juicio desde la tribuna en la que ella dijo erigirse como “acusación” contra Marlaska por cargos de “una extrema gravedad” como haber utilizado la “violencia política” contra Vox.

“Su sentencia está dictada por el pueblo español y es condenator­ia. Ni vergüenza ni dignidad. Así rezará el tatuaje que la voluntad popular grabará a fuego sobre su memoria a perpetuida­d”, le recriminó Olona. Ante ello, Marlaska insistió en la idea de que trabaja para poner fin “al uso partidista del Ministerio” que se hacía antes de que él tomase las riendas. Ese es su empeño, insistió: “Recuperar la decencia”

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EP Marlaska, ayer en el Congreso

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