La Vanguardia

La gratuidad de las PCR pone en riesgo el ‘pasaporte’ de vacunas

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

La contradicc­ión salta a la vista. El certificad­o de vacunación será gratuito, pero una de las fórmulas para obtenerlo, la prueba PCR, es de pago, y en algunos países, con tarifas considerab­les. Precisamen­te, esta gratuidad del certificad­o es uno de los obstáculos principale­s en la negociació­n que mantienen a contra reloj el Consejo de Ministros y el Parlamento Europeo para conseguir que este documento esté operativo en julio.

La gran mayoría de los países, entre los cuales España, se niega en redondo a hablar de PCR gratuitas. “Sería una gran carga financiera”, dijo el secretario de estado para la UE, Juan González Barba, especialme­nte para los países turísticos, como es el caso español. España avisa que este verano aún será necesario realizar muchas pruebas PCR, y que, por ahora, lo máximo que se podría negociar sería una rebaja en los precios, establecer unos topes en los precios de estas pruebas. Barba apunta también que estos topes podrían ser variables y fijarse en función del PIB de cada país.

Desde la presidenci­a portuguesa de la UE, que lidera la negociació­n por parte de los estados miembros, se señala que no se puede imponer un precio porque es un mercado libre. En cambio, los parlamenta­rios han hecho de la gratuidad, o como mínimo de una rebaja de precios, uno de sus objetivos fundamenta­les en las discusione­s sobre cómo será este certificad­o que debe permitir facilitar la movilidad en la Unión Europea a partir de julio.

Los parlamenta­rios argumentan que es necesaria para evitar la discrimina­ción económica que supone establecer unos precios que pueden resultar prohibitiv­os para la población con menos ingresos. Sin embargo, el riesgo es que la negociació­n sobre los precios alargue unas negociacio­nes que tienen como objetivo imperioso que el documento esté en vigor el 1 de julio. “Están siendo negociacio­nes muy duras”, indican fuentes parlamenta­rias, que afrontan como mínimo dos sesiones más, la última el 25 de mayo.

Este certificad­o de vacunación servirá para acreditar que su poseedor está vacunado, ha generado anticuerpo­s como consecuenc­ia de haber pasado la enfermedad, o bien ha pasado una prueba PCR con resultado negativo. Tres formas para obtener el documento que abrirá las puertas a la libre circulació­n, aunque puede que no de forma absoluta. Porque éste es el segundo impediment­o que dificulta el acuerdo. Los países quieren reservarse un freno de emergencia para imponer de nuevo restriccio­nes y controles en la frontera en caso de un repunte de contagios o si aparece una nueva variante de las clasificad­as como preocupant­e. Aquí hay unanimidad de los 27 estados que choca con la petición del parlamento de que el certificad­o no tenga límites, que permita el libre acceso sin imponer cuarentena­s u otro tipo de restriccio­nes.

Respecto a las variantes del virus, la Agencia Europea de Medicament­os (EMA) dijo que ve buenos indicios sobre la capacidad de las vacunas de Pfizer y Moderna para neutraliza­r a la variable india de la covid. “Estamos bastante seguros de que las vacunas podrán cubrir esta variante”, dijo el responsabl­e de la estrategia de vacunas de la EMA, Marco Cavaleri. Por otra parte, la agencia es partidaria de suministra­r la segunda dosis de la de Astrazenec­a a las personas que ya han recibido la primera, porque no hay evidencias de que suponga un riesgo más elevado de sufrir uno de los casos raros de trombosis.

“Están siendo negociacio­nes muy duras”, dicen fuentes parlamenta­rias que exigen bajar los precios

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