“Fuera de Madrid y Barcelona hay vida inteligente”
Ximo Puig, presidente Comunidad Valenciana
Ximo Puig Ferrer (Morella, 1959), presidente de la Generalitat Valenciana, encabeza el Gobierno autonómico que en estos momentos presenta la mejor hoja de servicios en la gestión de la epidemia. Desde hace ocho semanas, los índices de contagio en la Comunidad Valenciana se hallan por debajo de 50 y en estos momentos es la región europea con menor incidencia. Puig recibió a La Vanguardia el pasado lunes en el Palau de la Generalitat.
En su opinión, las recientes elecciones en Madrid, ¿qué modifican?
Hacer lecturas generalistas no tiene mucho sentido. Parece que hayamos vivido en este país una confluencia de procesos. Primero el procés catalán y ahora el procés invisible de Madrid: un doble alejamiento de las Españas. Las elecciones en Madrid se han producido bajo una serie de parámetros que no se entienden, en muchos casos, fuera de la capital.
Los índices de contagio en Madrid multiplican por nueve los de Valencia, pero del resultado electoral podría deducirse que a una mayoría de sus ciudadanos este hecho no les importa demasiado, o que los juzgan secundario ante otras cuestiones.
Contemplo un creciente individualismo, justo en el momento en que hace falta más solidaridad y cooperación. Creo que hay un cierto triunfo del hooliganismo. Lo digo con el máximo respeto y sin poner en cuestión el resultado electoral de Madrid. Unas elecciones no son un certificado de calidad de todo lo que ocurre en una sociedad. Los valencianos lo sabemos bien, por experiencia propia.
La Generalitat Valenciana ha gestionado la epidemia de manera distinta a Madrid. ¿Se siente apoyado por la ciudadanía?
Sí. Nos sentimos profundamente reconfortados con los valencianos. Pasamos un inicio de año terrible, pero hubo una movilización de toda la sociedad valenciana para superarlo. Somos en estos momentos la región de Europa con un menor índice de contagios y eso no se habría conseguido sin una verdadera movilización cívica. Los valencianos no hemos inventado un nacionalismo, pero hoy nos sentimos orgullosos.
Lo más significativo en Madrid el 4-M ha sido el grito libertario. Vivir en Madrid significa poder hacer lo que te dé la gana, sin cortapisas. Después de más de un año de restricciones, quizás no sea un mal lema.
Hablar de libertad en los términos que se ha hablado en Madrid merece, como mínimo, un cierto cuestionamiento. A mí me ha parecido insulso y zafío. La libertad es algo muchísimo más importante y trascendente que los lemas empleados por el PP en esa campaña.
Parece evidente que una parte importante de la sociedad madrileña se ha movilizado en defensa de un estatus. ¿Mantiene usted el cuestionamiento del estatus fiscal de Madrid?
Sí, por supuesto. El problema no es tanto un impuesto u otro, sino el efecto aspiradora de Madrid que afecta a todo el sistema financiero, económico y mediático del país. Disfrutas de un escenario económico tan favorable que puedes renunciar a unos cuantos impuestos que tendrían que estar armonizados. No solo en el ámbito español, también en el ámbito europeo. Lo que no puede ser es que haya dumping fiscal dentro de España.
¿Se reafirma en que es necesaria una ley de armonización fiscal?
Creo que tiene que haber una reforma en profundidad de la fiscalidad. Eso no quiere decir que no pueda haber distintas dinámicas fiscales. Lo que no es razonables es que aquellos impuestos que tienen unas características de espacio económico único generen competencia desleal. Esta reforma debe estar conectada con la reforma de la financiación autonómica.
¿Cree posible que, en los próximos dos años, se pueda abordar esa reforma?
Es absolutamente necesario. Esa actualización tiene que contestar a la pregunta de qué Estado de bienestar queremos. Si decimos que queremos una sanidad más vigorizada y potente; si hablamos de que la educación es el gran reto, o si queremos acabar con la exclusión social… necesitaremos más recursos. Esos tres pilares se hallan en las comunidades autónomas.
¿Ve al PSOE tocado tras las elecciones en Madrid?
Un partido cuando pierde, pierde. Pero creo que el proyecto del PSOE también va mucho más allá de Madrid y de unas circunstancias concretas. Vivimos un tiempo dominado por la inmediatez y no lo digo con especial alegría. La serenidad no cotiza excesivamente.
¿Usted habría aconsejado la moción de censura de Murcia?
Lo que no se puede hacer en los análisis es ventajismo. Puesto que no me pidieron la opinión, tampoco la voy a dar ahora.
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En octubre, el congreso federal del PSOE tendrá lugar en la ciudad de València. ¿Qué espera de ese congreso?
Es una muestra de confianza. Es una apuesta para dar visibilidad a una autonomía que apuesta por las Españas en contra del centralismo. Pedro Sánchez es hoy el líder más referencial de la socialdemocracia europea y el PSOE el partido que está en la posición casi obligatoria de liderar un proyecto socialdemócrata que, al tiempo que es validado por los acontecimientos,parece que pierda fuelle. La salida a la crisis pandémica es profundamente socialdemócrata ....
Usted se ha caracterizado por la voluntad de diálogo con Catalunya y por la búsqueda de una mayor cooperación entre valencianos y catalanes. ¿A la vista de la actual coyuntura catalana, ve posibilidades de diálogo? ¿Es que hay otra alternativa? La única alternativa racional y emocional es el diálogo y el acuerdo. Observo la tentación de perimetrar Catalunya como un problema crónico y acaso irresoluble, para convivir con él durante años, sin que produzca daños mayores. Ese enfoque me parece una necedad. Y me parece malo para España. Hay que buscar soluciones.
¿Sigue los acontecimientos de Catalunya? ¿Los entiende?
Cuesta, la verdad, pero sigo los temas de Catalunya con preocupación, afecto y con una cierta dosis de indignación. Nos iría a todos mejor si se lograse bajar el balón a tierra y empezáramos a diseñar cosas juntos. No es el momento de la segregación. Tampoco es el momento de la uniformización.
¿Seguirá usted ofreciendo colaboración con Catalunya?
Nuestra voluntad es de cooperación, siempre. Sin ningún tipo de sumisión ni de alianza con aquello que no compartimos. Creo que la sociedad valenciana es absolutamente madura para entender que es muy positivo para la Comunidad Valenciana, y para Catalunya, viajar juntos en aquello que podamos. Hay cuestiones fundamentales como el corredor mediterráneo, la defensa de la economía productiva, la superación del centralismo, los vínculos culturales…
¿Piensa que la Comunidad Valenciana tiene suficiente peso político en España?
Los valencianos queremos participar en el debate sobre las Españas. Y lo que no vamos a consentir es que ese partido se juegue a dos; hay vida, incluso inteligente, más allá de Madrid y Catalunya. Creo que se nos aplica una cierta invisibilidad. Imagínense que en otros lugares hubieran estado ocho semanas consecutivas con una incidencia acumulada por debajo de 50, ¿cuántos minutos de telediario les habrían dedicado?
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