La Vanguardia

Nadie se lo merece

- Miquel Sàmper

El pueblo de Catalunya fue claro y contundent­e en las elecciones del pasado 14 de febrero, construyen­dounahegem­oníaindepe­ndentista que por primera vez superaba la barrera del 50%. Sin una victoria abrumadora de ninguno de los tres partidos que configuran este grupo hegemónico, el mandato de la ciudadanía fue preciso: ¡fuera reproches, mirada adelante, proyecto sólido de presente y futuro y un grito unánime en cada papeleta, poneos de acuerdo!

Después de una pandemia con consecuenc­ias devastador­as en los ámbitos sanitario, económico y psicológic­o, nadie se merece una falta de gobierno sólido y fuerte. Todas las catalanas y todos los catalanes, sea cual sea el partido político que votamos, necesitamo­s la fortaleza de un ejecutivo capaz de enderezar los efectos de la crisis de la covid, y que sea capaz de diseñar, cuanto antes mejor, las políticas que permitan que todos podamos devolver a la deseada normalidad. Una buena gestión de los recursos que tienen que llegar de Europa, el urgente fortalecim­iento de las clases que más han sufrido esta crisis; un gobierno que evite que se agrande la brecha social existente y que procure reducirla tanto como se pueda. Un gobierno, en definitiva, que trabaje desde ahora mismo para recuperar la estabilida­d emocional y económica, truncada desde principios del 2020.

Tampoco se merecen un desacuerdo partidista ni Jordi Cuixart ni Jordi Sànchez (1.305 días en prisión), ni el vicepresid­ente Junqueras

ni el conseller Forn (1.288 días en prisión), ni la consellera y consellers Bassa, Romeva, Turull y Rull (1.179 días en prisión), ni la presidenta Forcadell (1.147 días en prisión); once mil cuarenta y nueve es la brutalidad de días que llevan privados de libertad unos sólidos políticos que lo único que hicieron fue obedecer el mandato de los catalanes. Tampoco se lo merecen el president Puigdemont, ni los consellers Comín y Puig, ni la consellera Ponsatí, en el exilio desde hace 1.391 días y hasta hace poco acompañado­s de la consellera Serret. Tampoco se lo merecen Anna Gabriel, en el exilio desde hace 1.178 días, ni Marta Rovira, en el exilio desde hace 1.147 días. Ocho mil seteciento­s ochenta es la salvajada de días en el exilio que llevan unos sólidos políticos que lo único que hicieron fue lo que les pedía mayoritari­amente un pueblo. Tampoco se lo merecen la consellera Borràs, ni los consellers Mundó y Vila, ni los miembros de la Mesa del Parlament, ni Pere Soler, ni Cèsar Puig, ni la cúpula del Mossos d'esquadra, ni los miembros de la sindicatur­a electoral, ni los más de treinta altos cargos de la Generalita­t que serán procesados, ni los alcaldes que han sido juzgados como por ejemplo el conseller Solé, y así hasta las 2.850 personas que Òmnium Cultural fija como represalia­das por el procés. Y tampoco se lo merecen el president Mas, ni la vicepresid­enta Joana Ortega, ni la consellera Rigau, ni el conseller Homs, que también obedeciend­o el mandato de la mayoría de catalanes organizaro­n el 9-N. Finalmente, tampoco se lo merecen todos aquellos que ahora investiga el Tribunal de Cuentas como consecuenc­ia de las acciones del Diplocat.

Desde la óptica de la justicia y de la equidad, resultaría muy injusto que ahora no fuéramos capaces de obedecer lo que han dicho las urnas, cuando tantos están sufriendo precisamen­te por haberlas obedecido. La ciudadanía no pide nada más que el obligado entendimie­nto entre los compañeros de las luchas compartida­s y dejar atrás las disputas estériles, como recienteme­nte nos alertaba Jordi Cuixart. No hagamos grande al señor Aznar cuando decía aquello de “antes que España se romperá Catalunya”; de nosotros depende.

No hagamos grande al señor Aznar cuando

decía aquello de “antes que España se romperá Catalunya”; de nosotros depende

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain