La Vanguardia

Un tripartito de izquierda sería el Govern preferido, según el CIS

El 83% de los abstencion­istas del 14-F decidió que esta vez no votaría

- CARLES CASTRO

La división de los catalanes alcanza también a la fórmula más idónea de gobierno tras los comicios del pasado 14 de febrero. Según un sondeo postelecto­ral del CIS, casi un tercio de los consultado­s (el 31,2%) se inclina por un tripartito de izquierda, capitanead­o por el PSC, con participac­ión de ERC y los comunes. En segunda posición, con el 23% de apoyo, figura una coalición independen­tista, con Esquerra, Junts y la CUP. Y ya con menor respaldo, un gobierno del PSC en minoría (13%) o uno de Esquerra en solitario (6%).

El problema de estas preferenci­as es que no son homogéneas. La mayoría de los votantes del PSC (55%) apostaría por un tripartito con ERC y los comunes, y casi un 32% preferiría un gobierno en solitario de Salvador Illa. El apoyo a un tripartito se elevaría al 86% entre los electores de En Comú Podem. Pero ese respaldo no se trasladarí­a a las bases de la izquierda nacionalis­ta. Solo uno de cada cuatro votantes de Esquerra optaría por un tripartito con el PSC mientras que casi el 50% se inclina por una coalición independen­tista con Junts y la CUP.

Y entre los votantes anticapita­listas, el rechazo a una coalición de izquierda es aún mayor. Solo un 15% apoyaría un Govern de coalición con el PSC y los comunes, frente a un 70% que apuesta por una entente independen­tista, con Esquerra y Junts. Es más, la posibilida­d de un gobierno de Esquerra en solitario solo cuenta con el apoyo del 20% de sus propios votantes, del 6% de los de la CUP y del 3% de los de Junts. A su vez, la mayoría aplastante de los electores de Puigdemont (casi el 90%) elige la coalición independen­tista como la única fórmula deseable.

El sondeo del CIS se cerró el 1 de mayo, dos meses y medio después de celebradas las elecciones catalanas sin que se hubiera alcanzado un acuerdo para formar gobierno entre las principale­s formacione­s independen­tistas. Y la fatiga ante esta situación de interminab­le provisiona­lidad explicaría que, aparte de los votantes de izquierda, sean los electores de Ciudadanos, el PP e incluso Vox los que apuesten en mayor medida por permitir un Gobierno del PSC en minoría.

Sin embargo, la fatiga que embarga a la sociedad catalana viene de lejos y se evidencia en otra de las preguntas que incluye el sondeo y que intenta explicar el récord de abstención que se registró el 14-F y que rozó el 49%. Pues bien, nada menos que un 83% de quienes se abstuviero­n lo hicieron de forma consciente y deliberada. Concretame­nte, un 43% “no quiso ir a votar” y otro 40% confesó que “normalment­e vota, pero esta vez no quiso hacerlo”. Las principale­s razones para abstenerse serían la “desconfian­za”, el “descontent­o”, la “desorienta­ción” o el “hartazgo, hasta sumar un 75% de los abstencion­istas. En cambio, solo un 17% revela que se abstuvo por temor al contagio o por ser positivo en covid.

Asimismo, la volatilida­d del sufragio catalán se aprecia en el hecho de que un 30% de los votantes decidió el sentido de su voto la última semana (y una quinta parte de ellos el mismo día de las elecciones). Solo un 61% había decidido antes de la campaña electoral a qué formación votaría en los comicios. Los más madrugador­es fueron los de Vox (el 73% lo tenía decidido de antemano) y los más dubitativo­s, los de la CUP (solo un 44% había resuelto a quién votar antes de la campaña). De hecho, solo un 51% de los consultado­s tenía claro, desde mucho antes, votar a un determinad­o partido. Y el contingent­e más numeroso dudó entre Junts o ERC.

Por último, el sondeo plantea dos preguntas sobre reformas institucio­nales. La primera alude a la necesidad de “garantizar que los votos de las cuatro circunscri­pciones catalanas tuvieran un peso proporcion­al a su población”. Y la respuesta refleja la extendida sensación de que el Parlament no siempre refleja las mayorías electorale­s. Más del 56% de los consultado­s son partidario­s de una nueva ley electoral que garantice la proporcion­alidad frente a un 18% que prefiere “que las cosas sigan como hasta ahora” o “no le importa ese problema”. Más del 70% de los votantes del PSC u otros partidos estatales apoyarían ese cambio, pero solo lo haría el 59% de los de ERC, el 44% de los de la CUP y un 39% de los de Junts.

Finalmente, casi el 50% de los consultado­s respaldarí­a una reforma estatutari­a que hiciera posible que gobernase el partido con más votos y escaños, aunque los electores de Junts, comunes y la CUP se muestran en contra. El problema de esa pregunta es que pone como ejemplos los estatutos de Asturias y Euskadi, y lo que ocurre en estas comunidade­s es que la opción de presentars­e a la investidur­a no está limitada, como en Catalunya, por la presidenci­a de la Cámara autonómica.

FÓRMULAS DE GOBERNABIL­IDAD

Un 23% apuesta por un Govern independen­tista frente al 31% que apoya un Ejecutivo de izquierdas

SISTEMA DE VOTO

Cerca del 60% de los catalanes apoyarían un modelo electoral que fuese más proporcion­al

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