La Vanguardia

La demolición final

- Màrius Carol

la vida, a veces, hace de la realidad una metáfora. la sede de cdc de la calle còrsega, donde su Estado Mayor gestó la idea de la casa Gran del catalanism­e, con el derecho a decidir como eje de su discurso, está en fase de demolición. Una constructo­ra de Madrid lo destinará a pisos de lujo. Hace once años que los convergent­es se vendieron su palacio de invierno y hace siete que el partido saltó por los aires. el despacho de Artur Mas será un salón más propio del barrio de salamanca.

es posible que los dirigentes históricos de cdc sientan nostalgia de cuando ganaban las elecciones por goleada, de cuando eran imprescind­ibles para la gobernabil­idad de españa y de cuando los mandatario­s extranjero­s hacían cola para ver al presidente Pujol. Apenas quedan dirigentes históricos en Jxcat, pues por el camino la formación ha perdido

La sede de CDC de la calle Còrsega será un inmueble de lujo de una constructo­ra de Madrid

el nacionalis­mo, el liberalism­o y, lo que es peor, las elecciones.

en la sede de la calle còrsega, aquel noble edificio escolta do circunstan­cia l mente por un sexshopy un bingo, la nueva cúpula formada por Artur Mas y oriol Pujol cambió el rumbo hacia el independen­tismo, tras el fracaso del estatut. se trataba de forzar al gobierno español a aceptar un referéndum de autodeterm­inación y, en caso de no conseguirl­o, convocarlo unilateral­mente. cdc se esmeró en construir el relato de la casa Gran del catalanism­e y, cuando lo tuvo a punto, lo presentó a la sociedad civil catalana, solemnizan­do el derecho a decidir como tronco central del nacionalis­mo.

el inmueble de còrsega fue una buena compra. Fue adquirido a enher por el equivalent­e de 3,6 millones de euros en 1998. Un precio por debajo de mercado, en unos tiempos en que cdc todo lo obtenía fácilmente en catalunya. el edificio se vendió a un grupo inversor de Hong Kong para hacer caja con la que pagar deudas, pero finalmente fuere vendido aav in ti a, que es quien ha empezado a demoler su interior, siete años después que se viniera abajo el partido que alojó.

cdc es historia, pero dejó a muchos catalanes huérfanos de partido. No es de extrañar que Xavier Trias quiera recuperar el espíritu convergent­e para su campaña a la alcaldía. Pero la nostalgia ya no es lo que era. Y catalunya, tampoco. c

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