La Vanguardia

Ruedan cabezas preventiva­s

- Clara Sanchis Mira

Leemos que ya han rodado dos cabezas, textualmen­te de “forma preventiva”, por la delirante historia de los trenes que no caben en los túneles. ¿Preventiva de qué? No se entiende. Dos cabezas anónimas (las compañías prefieren no dar nombres) que la presidenci­a ferroviari­a sacrifica para tranquiliz­arnos. Antes de hacer una investigac­ión exhaustiva de la cosa. Podría parecer que estas cabezas ruedan con la misma improvisac­ión y ligereza con que se planificar­on los trenes fallidos que provocan la tala de estas cabezas y así sucesivame­nte.

Se necesitan sacrificio­s inmediatos porque este asunto de haber llegado a fabricar, uno a uno, ventanilla a ventanilla, asiento a asiento, cosa a cosa, 31 trenes que no caben por sus túneles nos devuelve un retrato de nosotros mismos tan chistoso como inquietant­e, estemos involucrad­os en temas ferroviari­os o no. Este chiste de 258 millones de euros podría ser la punta de un iceberg.

¿A quién se le pasó exactament­e el tema del gálibo? Y, sobre todo, ¿por qué? ¿Qué fuerza se esconde detrás de esta historia ferroviari­a contemporá­nea?, pregunto aquí y allá. Recabo las declaracio­nes de un amigo que entiende de entresijos humanos y laborales porque trabaja en una oficina concurrida.

–Confusión laboral y personal extrema. Despiste mundial. Lo urgente devora lo importante. Esto pasa con todo tipo de trenes, metafórica­mente hablando. En casi todas las oficinas o frentes laborales hay gente haciendo trabajos que no le correspond­en, en una categoría profesiona­l que no es la suya, con responsabi­lidades por encima de lo que pone en su contrato. Y si las responsabi­lidades no las cobras, en el fondo no las asumes. Nadie relacionó la altura de los trenes con la de los túneles. Nadie veía el mapa en su conjunto. En las empresas faltan una o dos personas, para que la gente pueda irse a su casa con el trabajo bien hecho y relajarse. Y volver al día siguiente con la mente lúcida. ¿Adónde va, por cierto, el salario del personal que falta? ¿Quién se embolsará la suma de todos esos salarios? Con, pongamos, unos diez mil salarios mínimos, pues, no sé, te compras un barco de vela. O dos.

–Igual son cien mil salarios los que faltan por ahí –sugiero.

–Con cien mil salarios mínimos te puedes ir al espacio a dar una vuelta. Alguno ya lo ha hecho.c

Nadie relacionó la altura de los trenes con la de los túneles; nadie vio el conjunto

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