La Vanguardia

“Había mucho odio”, dice la mujer a la que el chófer de un bus intento quitar el velo

- Javier Ricou ag/shting

“Me afectó mucho, sí; alguna vez había recibido insultos racistas, pero nunca con tanto odio ni con esta intensidad y gravedad. Yo voy siempre al colegio con autobús y desde ese día temo que pueda repetirse una cosa así”.

Así relataba ayer la hija mayor de Hanan, entre sollozos, la humillació­n padecida por esta mujer de origen marroquí –junto con sus tres hijos menores– en un autobús público de Barcelona. El presunto autor de estos hechos ocurridos el 29 de mayo del 2020 (en plena pandemia) es el conductor de ese autocar. Un chófer con 15 años de experienci­a para el que el fiscal solicitó una pena de 10 meses de cárcel por un delito de odio.

Hanan declaró antes de que lo hiciera su hija. Y la mujer ratificó lo ya relatado en su día en la denuncia. “Había mucho odio, intentó quitarme el velo para hacerme sentir mal”, dijo. Todo empezó al no poder pagar esa familia uno de sus billetes porque su tarjeta de abono había caducado. Con la pandemia el conductor, “que nos miró siempre con cara de asco” tampoco cobró ese billete en efectivo.

Aunque para la acusación particular la retahíla de insultos xenófobos y las presuntas agresiones infligidas por ese conductor contra los tres hijos menores de la pasajera, al salir en defensa de su madre, “nada tienen que ver con el incidente del billete”. “Insultó a esa pasajera por llevar velo y la única intención era humillarla”, afirmó este letrado.

Y por lo escuchado ayer en esta vista celebrada en la Audiencia de Barcelona, ese chófer consiguió lo que buscaba. Hanan y su hija aseguran que tanta humillació­n ha pasado factura a toda la familia. “Mi hermana, que entonces tenía 9 años, sufrió pesadillas y empezó a orinarse en la cama, algo que jamás había pasado”. Y el hijo menor, de solo tres años, aún hoy “se niega a subir a los autobuses rojos”.

El conductor lo negó todo, pero lo cierto es que se ha quedado solo en su defensa. Ninguna de las pasajeras y pasajeros que, según las víctimas, le vitorearon cuando supuestame­nte humilló a esa familia de origen magrebí acudió ayer al juicio para echarle un capote. Se han esfumado. Por el contrario, sí declaró en esa vista Noemí, una joven testigo de las presuntas agresiones del conductor a los tres hijos de Hanan, “a los que apartó con violencia” para intentar quitar el velo de la mujer y hacerle una foto.

Una escena vivida en la calle, después de que la mujer se apeara del autocar con sus hijos –el chófer les siguió– tras soportar los insultos de ese chófer durante siete paradas. “Puta, zorra, vete a tu país, os gusta vivir gratis aquí, putos moros...”. Son algunas de las frases que las víctimas y Noemí aseguran gritó este conductor que “estaba fuera de sí”.

La familia fue “invitada” a abandonar el autobús “cuando estábamos delante de una oficina de extranjerí­a; allí nos dijo: ‘Ahora os bajáis, invita la casa`”, recordó la hija de Hana.

El conductor admitió que fue un error abandonar su puesto al volante y justificó que siguiera a esa pasajera (si no lo hubiera hecho todo habría acabado allí) porque la mujer pasó por el lado de su puerta y “se pasó el dedo por el cuello”. Lo consideró como una amenaza y decidió hacerle una foto “por si acaso”. Hana negó ese hecho.

La mujer y sus hijos fueron presuntame­nte atacados cuando Hanan hacía una foto de la matrícula trasera del autobús. Es lo que vio Noemí. “Ese hombre estaba fuera de sí, con cara de odio; no se lo que paso dentro, pero nada justifica lo que yo vi ocurrió fuera”, declaró Noemí. Y concluyó: “Para mí fue algo muy fuerte, ahí estaban mezcladas conductas racistas, machistas y xenófobas”.

El conductor afirmó, en su último turno de palabra que “el odio no es algo que aparezca de un día para otro, yo no tengo ningún antecedent­e racista”.c

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Alscp Logl p Shlltjag El conductor, de espaldas, ayer durante el juicio

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