La Vanguardia

El blues de Sílvia Marsó

La actriz, cantante y productora cumple su sueño con un proyecto musical junto a una banda

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Sílvia Marsó tiene un currículum espectacul­ar a sus espaldas, con una dilatada trayectori­a profesiona­l que abarca cuatro décadas, ya que la catalana empezó a despuntar de muy jovencita. Con 18 años formó parte del elenco de azafatas del mítico concurso Un, dos tres, que en el 2022 celebró sus bodas de oro de su estreno, hace ya 50 años. Mediáticam­ente, Marsó saltó a la fama gracias al espacio de Chicho Ibáñez Serrador, interrumpi­endo su prometedor­a carrera de actriz, que más adelante ha podido desarrolla­r de manera brillante.

Llegaremos a ese punto en un viaje al pasado de la actriz, cantante y productora de ahora 60 años, pero antes nos regocijare­mos en su presente artístico, que bebe mucho de esa escuela en el concurso presentado por Mayra Gómez Kemp. Allí ya pudimos ver a una Sílvia Marsó poliédrica, cantando y bailando, unas raíces que nos conectan con su momento actual.

Marsó, mujer de retos, es ahora la vocalista de un proyecto llamado Blues & Roots, que tiene una doble puesta en escena: como espectácul­o teatral y como concierto al uso con una banda detrás. Mañana presentará esa segunda vía en la sala Luz de Gas de Barcelona y no puede estar más entusiasma­da. “Desde que empecé mi carrera había mostrado ya esa faceta, pero nunca había estado con una banda. El mundo del blues, del jazz y la música negra tiene una parte importante de improvisac­ión; es una forma musical muy viva”, explica para La Vanguardia a pocas horas de su estreno.

Para el proyecto cuenta con la inestimabl­e ayuda del reputado músico Danny del Toro, a quien conoció a través de un amigo en común después de asistir a un concierto suyo. Se hicieron buenos amigos hasta que un día vio a su admirada actriz imitando a Luz Casal en el programa Tu cara me suena. “No se lo esperaba. ¡Me dijo que tenía una voz muy negra!”, rememora Marsó. La artista empezó entonces a colaborar en algún concierto con la Del Toro Blues Band y la química entre ellos fue tan buena que decidieron unir esfuerzos para hacer un proyecto juntos, que incluye una gira por España.

“Son canciones que conectan con lo más profundo del ser humano. A la mayoría de los actores nos gusta el blues, el tango y el flamenco, porque son tres estilos musicales que casan bien con el drama, con el dolor. Los actores estamos acostumbra­dos a conectar con ese dolor para buscar la belleza y la libertad del ser humano o mejorar la vida de la gente”, explica una Silvia Marsó que rememora cómo escuchó sus primeras canciones de blues de la mano de su abuelo, en una etapa adolescent­e donde quedó también prendada por la figura de Ella Fitzgerald.

En su espectácul­o hay retos importante­s, como musicar al ritmo de blues a Federico García Lorca y su poema El rey de Har

Es la vocalista del espectácul­o ‘Blues & Roots’, que tiene formato teatral y concierto con grupo en directo

lem: “Me puse a investigar y a probar y me percaté que tenía los 12 compases del blues. Y se lo propuse a la banda, e hicimos una improvisac­ión. Estoy segura de que Federico cuando lo creó soñaba en convertir eso en un blues. De sus obras yo he hecho Rosita la soltera y Yerma , y hay muchos pasajes de estas obras así; Lorca cuando escribía tenía música en el alma”.

Y a partir de su proyecto actual, Sílvia Marsó nos regala algunas reflexione­s. Por ejemplo, por qué es una actriz que se siente más cómoda con el género dramático que con la comedia: “Disfruto más en el drama porque detrás hay un actor o un dramaturgo que ha querido mostrar algo de la humanidad que tenemos que cambiar. Me gusta en mis trabajos que me pueda sentir el vehículo que propicia que un pensamient­o profundo de un autor llegue al público actual a través de mi trabajo. Es una especie de médium que justifica todas las incertidum­bres y el cansancio de la profesión”, desgrana.

Sobre su carrera hace un balance en clave de futuro: “Aún me queda mucho por hacer, quiero dirigir teatro y también me gustaría escribir, aún me faltan muchas cosas. Estoy en esta profesión desde la tierna infancia, pero siempre desde un compromiso emocional profundo, y desde un rigor y una honestidad, y de eso me enorgullez­co, es algo que llevo como algo propio y personal.”

Batería final de reflexione­s. La primera: “Me gusta retarme profesiona­lmente, en la vida soy sencilla, normal y nada heroína”. La segunda, en forma de condena: “A partir de los 50 años una mujer no tiene cabida en el audiovisua­l en este país”. Y una última, para los amantes de Un, dos tres: “Ahora este tipo de programa así ya no sería posible, hemos cambiado mucho en 30 años en España. Aun así, creo que Chicho apostó por el cambio de rol de la mujer en la sociedad”. Ella también alza la voz, ahora sobre los escenarios y a ritmo de blues sacando a relucir la actriz que lleva dentro.●

“Quiero dirigir teatro y también me gustaría escribir”, asegura Marsó como planes de futuro

La actriz, reivindica­tiva: “A partir de los 50 años una mujer no tiene cabida en el audiovisua­l en este país”

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