La Moncloa rechaza el acuerdo de claridad del Govern
Montero asegura que con Sánchez nunca habrá un referéndum
Si el calendario electoral ya supone una estocada a la propuesta de acuerdo de claridad, a Pere Aragonès solo le faltaba el nuevo rechazo de la Moncloa para dejar la propuesta con respiración asistida. En el Palau de la Generalitat son conscientes de que la iniciativa tiene pocas papeletas para salir adelante, pero aspiran como mínimo este 2023 a darle forma con un consenso catalán. Y si después de los comicios generales por algún casual ERC vuelve a ser decisiva para investir a Pedro Sánchez, aprovechar la ocasión, como ya sucedió tras las generales de finales del 2019 y la mesa de diálogo.
De momento, como ya pasó en septiembre del año pasado, cuando Aragonès hizo pública su intención de abordar el acuerdo de claridad para sentar las bases de un referéndum, la respuesta del Gobierno ha sido un no sin fugas.
Primero, por parte de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. “Con el presidente Pedro Sánchez no habrá referéndum de autodeterminación”, respondió antes de afianzar su posición asegurando que este tipo de consultas “van en contra de la Constitución”. Además, acusó al presidente de la Generalitat de maniobrar para distraer la atención.
Luego fue el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, quien cerró la puerta. Mostró todos sus respetos, pero circunscribió la activación del acuerdo de claridad en Catalunya a cuestiones electorales. “Sin duda [no estudiaremos] ninguna propuesta que sea volver al pasado, que fraccione a la sociedad catalana, que tense a los catalanes, que cronifique un conflicto, que vuelva a aquel bucle en el cual estuvo Catalunya durante tantos años, que supuso una década perdida para los catalanes,” concluyó.
Aragonès replicó tranquilamente. Recordó que “todas las negociaciones empiezan con un no”. Aseguró que su apuesta es una “solución democrática en la que la mayoría de la ciudadanía catalana se sienta representada”.
El president se permite decir estas palabras que recuerda el discurso de Sant Esteve del 2021. Entonces mantuvo que el 2022 tendría que ser el año que la negociación con el Gobierno “empiece a aportar resultados tangibles”. El Código Penal se modificó. Con todo, el jefe del Ejecutivo catalán lo tiene bastante complicado. Ni tan solo Junts y la CUP están dispuestos a tomar el rumbo del acuerdo de claridad. Tampoco la Assemblea Nacional Catalana (ANC).
La propuesta, además, la está usando de rebote el PP contra el PSOE para su campaña electoral. La secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, exigió ayer a Pedro Sánchez que se pronunciara. Extendió la sombra de la sospecha sobre el Gobierno porque, según dijo, los socialistas y Esquerra “son socios” y el presidente “depende de ellos”. “Están garantizando que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno de España a cambio de facilitar este camino para que consigan lo que el ordenamiento jurídico no les permite”, subrayó.
También se pronunció el líder del PP en Catalunya, Alejandro Fernández. Los acuerdos de Sánchez con el “separatismo” catalán y vasco “no son una entelequia, no son ninguna broma, son reales, son tangibles y son preocupantes”, añadió. “El separatismo exigió los indultos, se les dio; exigió la supresión del delito de sedición, se les otorgó; exigieron la reforma de la malversación, se les dio; exigieron la salida del CNI de Catalunya, se les otorgó también; exigieron al Gobierno de España su inhibición a la hora de cumplir las sentencias judiciales lingüísticas, y el Gobierno de España se inhibió”, afirmó.c
Aragonès replica que su apuesta es una solución democrática: “Todas las negociaciones empiezan con un no”