El desperdicio de energía renovable se multiplicó por diez en España en el 2022
En el 2022, las energías renovables representaron el 51% de la generación total de energía en España frente al 46% en Alemania o el 38% en el Reino Unido. La capacidad instalada aumentó un 9% en el año. España es, en este campo, lo que se dice toda una “potencia renovable mundial”, según la calificaron ayer los investigadores de Oxford de la consultora energética Aurora Energy Research en un informe en el que analizan la situación de la energía renovable en España. Un liderazgo mundial que, según el estudio, continuará ya que prevé que las renovables generen el 80% de la producción total de energía en el país en el 2030. Un dato que supera incluso el objetivo que se ha marcado el Gobierno de alcanzar ese año un 74%.
Pero a pesar de este esfuerzo, España fue incapaz en el 2022 de aprovechar toda la potencia renovable generada. La falta de capacidad de las redes de transporte eléctrico impide que toda esa potencia llegue a los consumidores y conseguir rebajar así su factura final en el que fue el año más caro de la historia energética de España.
“El sistema nacional de transmisión de electricidad no se ha expandido en consonancia con la generación de energía renovable”, constata el informe, que asegura que la pérdida de esa energía se multiplicó por más de diez en el 2022. La razón es que hay un número cada vez mayor de activos de generación de energía renova
Eólica y solar superan la capacidad de la red, con un coste extra para el consumidor de 1.300 millones de euros
ble que se traslada a la red y no hay infraestructura para su absorción. De esta manera, hay períodos cada vez más frecuentes en los que, en ciertas áreas, la generación de electricidad excede la capacidad de la red de transmisión y que por tanto no puede llegar a los consumidores. Energía perdida, pero no es éste el único problema.
A esta incapacidad se le suma el mercado de restricciones técnicas, que supone un sobrecoste de 1.300 millones de euros. Es fruto del actual diseño del mercado que, entre otras cosas, implica asegurar la estabilidad del sistema de suministro eléctrico. Para ello obliga a pagar a los productores de carbón y gas para que estén disponibles para cubrir la demanda en cualquier momento en el que el resto de tecnologías se queden cortas. “Si bien se necesitan inversiones en la infraestructura de la red para adaptarse a la entrada de energías renovables en el sistema, también se debe analizar el diseño del mercado utilizado para resolver los problemas de congestión. El mercado de restricciones técnicas es un mercado de pago por oferta de ubicación que dispara los costes para los consumidores”, plantea Alexandre Danthine, de Aurora Energy Research.c