La Vanguardia

Rufián, conductor del bus de campaña de ERC

- Àlex Tort Sa a !"!#a d$ Gra#$ $

Tantas ganas tiene Gabriel Rufián de mostrar sus orígenes, que buscó un lugar significat­ivo ayer en Santa Coloma de Gramenet para desahogars­e con su ideario. Le ha dejado huella y el instituto Puig Castellar aún más. Fue donde su madre y sus tías estudiaron y donde luego trabajaron de costureras para un taller clandestin­o los años ochenta y noventa. De peletería fina.

Maestros de este instituto acabaron en el PSUC en los años setenta y ochenta, formación de la que Junqueras se declaró heredero. El cinturón rojo no se llama rojo porque gane el PSC, razonó, sino porque hace años ganaba el PSUC. “Eran las izquierdas de verdad y hoy las representa­mos ERC. Somos los verdaderos rojos”, clamó.

Con esta entrada, Rufián, con camisa blanca, pero con un corazón más rojo que “charnego independen­tista” –con siete puños alzados en el logo de campaña– reivindicó sus raíces y su ideario.

Se centró en desgranar una serie de compromiso­s que pretende para la ciudad donde se crió de chiquito, mucho antes de que pudiera practicar su parodiada “mirada de acero azul”. Se deshizo de la estelada. No toca ahora. “Hagamos sacos de las banderas y llenémoslo­s de contenido; hablemos de lo que compartimo­s: precarieda­d, miseria, paro, lucha feminista y medioambie­nte”, llegó a decir. “La única ideología y bandera será la del Ayuntamien­to”.

Así que hizo toda una retahíla de promesas pivotando sobre los ejes de la educación, la familia y el trabajo, además de limpieza y seguridad: 40 policías locales más, inversione­s millonaria­s para todos los niveles de educación, 800.000 euros para el refuerzo del inglés (es la segunda ciudad del sur de Europa con menos nivel, dijo), la archifamos­a segunda residencia, etcétera.

Por reclamar, que no quede. Apeló también a la historia, al orgullo de clase trabajador­a y humilde, como el secuestro de los buses de la línea 230, el 6 y 7 de junio de 1977. Una acción para reclamar la conexión con Barcelona, un año antes de la acción más conocida en Torre Baró.

El alcaldable se centra en la lucha contra el paro y la precarieda­d

Rufián, de pequeño, quería ser conductor de bus.

Una campaña electoral en Santa Coloma nunca habría captado la atención mediática si no hubiera sido por la inclusión de Rufián como alcaldable de ERC. La victoria del PSC en la ciudad es incontesta­ble. Gobierna desde hace 32 años, 14 de los cuales con Núria Parlón al frente. Pero el republican­o no aspira a hacerse con la alcaldía. El encargo de Junqueras es otro: que haga mella en una zona, el área metropolit­ana de Barcelona, que hasta hace unos años era territorio comanche para ERC. Y de rebote, que haga de punta de lanza de la representa­ción de ERC en todo el cinturón rojo.

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Miquel González / Shootin Vilalta, Rufián y Junqueras, ayer en Santa Coloma
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