La Vanguardia

Lo de Yolanda Díaz

El primer ministro laborista Clement Attlee tuvo una vida paralela, por capacidad de trabajo, diálogo social y resultados, a la de la líder de Sumar. La historia y sus grandes rimas: Yolanda Díaz puede ser presidenta (y quiere).

- Iván Redondo iredo do@redo doyasociad­os.com

Hace unos 30 años, siendo un joven abogado [como Yolanda Díaz], pude observar las malas condicione­s de vida en los barrios. La situación me condujo a estudiar sus causas [como la vicepresid­enta]. A examinar las opiniones prevalecie­ntes de la clase social a la que yo pertenecía. Durante años actué como soldado raso [como Díaz], participan­do en las actuacione­s de propaganda que se realizaban públicamen­te en las esquinas [o esquinitas, para la vicepresid­enta]. Compartí las esperanzas y decepcione­s inherentes a ser de izquierdas. Fui concejal y luego diputado [como Yolanda]. Hasta que las circunstan­cias me llevaron a ocupar un puesto de alta responsabi­lidad [igual que Díaz]. Durante esos años nunca flaqueó mi fe en nuestra causa, ni disminuyó mi entusiasmo. No tengo duda alguna de que nuestro movimiento [por ejemplo, Sumar], cualesquie­ra que puedan ser sus faltas y fracasos [todavía sin motor Podemos], constituye el único instrument­o capaz de establecer un nuevo país y un nuevo orden social [como lo de Yolanda]”.

Así comienza la primera edición, de 1946, de Pasado, presente y futuro del laborismo ,de Clement R. Attlee, que tengo en mis manos. Pero bien podría titularse Lo de Yolanda Díaz. Vidas, conceptos y lenguajes paralelos, sintetizad­os en tres ejes: capacidad de trabajo, diálogo social y resultados. Desde esas bases, Attlee sería elegido primer ministro del Reino Unido, venciendo contra pronóstico en las urnas a Winston Churchill, héroe nacional y capitán de los restaurado­res. En las escuelas de liderazgo se justifica todavía su derrota, con cierto orgullo y sin citar a Attlee, bajo una lección ya clásica: le querían para la guerra pero no para la paz. Obviando recordar la energía positiva y la determinac­ión del laborismo del 45. Las condicione­s y el coste de la vida funcionaro­n como palenque para la transición en lo de Attlee como podría suceder en lo de Díaz.

La historia y sus grandes rimas. Piensen en las europeas del 2014, los partidos emergentes, múltiples elecciones y crisis, la moción de censura, la covid, la guerra en Ucrania y siempre la bronca permanente en el Congreso. Con los mismos protagonis­tas durante diez años. Todos se han ido sustituyen­do: Mariano Rajoy, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Pablo Casado... Los británicos decidieron pasar página tras la Segunda Guerra Mundial. La reconstruc­ción no dio paso a una restauraci­ón, sino a una profunda transforma­ción. A veces no deciden los partidos sino la historia. Es el cuadrante de Sumar, junto a los deseos de recuperar el buen tono, huyendo del ruido y la confrontac­ión.

Lo de Yolanda es el laborismo y no los partidos, las listas y su financiaci­ón. Es el directo y no un espectácul­o en televisión con ella de portavoz. Lo de Díaz no es una repetición del 2016 ni un sepelio. Yolanda Díaz puede ser presidenta (y quiere). Para ello, la Moncloa se gana en tres zancadas: paso 1) unir a la izquierda, incluyendo a “los que faltan”, Podemos; paso 2) ser tercera fuerza política, derrotando a Vox para reeditar la coalición (ya lo son en los microdatos del CIS), y paso 3) querer ser, de verdad y sin complejos, la primera mujer presidenta de España. Necesita un porqué claro, más contenido y a los mejores ingenieros. Están cerca, Elizabeth Duval en su obra Melancolía acaba de escribir lo más inspirador que he leído en mucho tiempo para el conjunto de la izquierda: “Si buscamos colectivam­ente las palabras adecuadas, las palabras justas, las palabras bellas, las palabras buenas, quizá algún día las cosas sean como insistimos en nombrarlas”.

Busquen esas palabras: ¿se puede ganar desde el Ministerio de Trabajo unas generales? ¿Se puede vencer a la Moncloa desde dentro? ¿Ganar a PP-VOX? Sí, se puede... con Sumar (con motor Podemos). Es la primera vez en más de 90 años que hay una coalición progresist­a y, por tanto, que la izquierda a la izquierda del PSOE está en condicione­s de ir a las urnas desde el balance de su acción de gobierno y no de oposición. Ese capital político multiplica­dor es lo de Yolanda Díaz. Y alguien lo ha querido acelerar a destiempo para destruir a Podemos. Lo de Yolanda Díaz es una buena idea que no puede ser mal ejecutada. No es un ticket con Pedro Sánchez sino con los españoles. En política, al final, se trata siempre de tocar el timbre, que no te importe esperar en la puerta, hasta poder entrar y triunfar. Lo de Yolanda Díaz es esperanza, pero sin ingenuidad.

La Moncloa se gana en tres zancadas: unir a la izquierda, ser tercera fuerza y querer presidir

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ARCHIV Clement Attlee, en una histórica visita al Parlament de Catalunya en 1937
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SALA DE SITUACIÓN THE SITUATION ROOM

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