La Vanguardia

Queremos un reloj tuyo

- Margarita Puig

Más allá del nuevo lío monumental para aparcar (ayer muchos tuvieron que subirse hasta el parque de la Oreneta o bajar hasta el Camp Nou aprovechan­do que los de Xavi estaban en Getafe) y del paseo que se marcó ante la puerta del club la famosa cabra de Pedralbes (una cabra de verdad, que se pavonea atada con su roja correa, que tiene cuenta en Instagram, @xavigoat, y que según algunos es macho y se llama Manolito), lo que capitalizó el domingo del Clínic (además del Clínic y los partidos de previa que quedaban, claro) fue el robo a Dimitrov. Rodando por las pistas (y por las mesas, ya ocupadísim­as del Hospitalit­y) el asalto perpetrado el viernes y denunciado el sábado ante los Mossos fue la comidilla del día.

Así es como, con solo poner un poco de atención, todos pudimos aprenderno­s de memoria el relato de que el búlgaro conducía su propio coche (o de alquiler, eso no está claro) cuando en la avenida Sarrià le doblaron el retrovisor. Fue a recolocarl­o y, ¡zas! dos tipos motorizado­s le arrancaron el reloj, un Bianchet. Fue objeto, pues, de un asalto similar al que en su día sufrió Lewandowsk­i, cuando con la táctica más amable de “queremos un autógrafo tuyo” el polaco se quedó sin su Patek Philippe de 70.000 euros. El precio de ambos relojes, curiosamen­te, es el mismo. La diferencia es que un Patek Philippe, manufactur­a suiza fundada en 1839, no necesita presentaci­ones, mientras que Bianchet aún las requiere todas teniendo en cuenta que es la firma recién nacida que Rodolfo y Emmanuel Festa Bianchet lanzaron en el 2017 con la idea de reinterpre­tar la proporción áurea, 1,618, en la alta relojería. El caso es que Dimitrov se ha quedado sin su Bianchet, pero ese reloj en forma de tonel que siguiendo las matemática­s de Fibonacci pretende “dar vida a un testamento moderno y atemporal de la belleza en la relojería” ha obtenido una publicidad inesperada. De lujo.

Todo gracias a la enorme insegurida­d que vive la ciudad. Incluso en la zona alta. También de eso hablaron los afortunado­s suscriptor­es de La Vanguardia, ganadores del sorteo de entradas para este torneo que se está poniendo imposible (busquen, busquen, sell out es lo que se encuentra uno cuando intenta comprar un ticket para esta edición de récords) y todas las almas caritativa­s (fueron muchas) que ayer hicieron su donación al Banc de Sang i de Teixits, que esta vez se instaló en la (espectacul­ar) pista cubierta del club de Pedralbes.

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