La Vanguardia

El camino de espinas hacia el 28-M

El espíritu de Sant Jordi es un bálsamo de fin de semana, pero el 28-M ya lo contamina todo. La relación dentro del Gobierno de coalición, de la Moncloa con ERC y el futuro de Borràs. El camino hacia las urnas no es de rosas, está lleno de espinas.

- Isabel Garcia Pagan @igpagan|igarciia@avanguardi­a.es

División en el Gobierno, en el feminismo, a la izquierda del PSOE, en el independen­tismo, dentro de Junts… En el camino hacia el 28-M hay más espinas que rosas por mucho que el espíritu de Sant Jordi se presente como bálsamo político de fin de semana en Barcelona reuniendo en pocos metros a seis ministros y a Alberto Núñez Feijóo. Hoy, electorali­sta es el adjetivo más empleado de izquierda a derecha y sirve para el pacto de la ley de vivienda, las promesas del presidente del Gobierno sobre el alquiler, la pinza PSOE-PP para corregir la ley del solo sí es sí, la exhumación de Primo de Rivera y hasta para calificar el acuerdo de claridad de Pere Aragonès.

La temperatur­a sube, pero la convocator­ia electoral lo enfría todo. Irene Montero vivió el jueves su día “más triste” desde que es ministra con el único consuelo de Ione Belarra, la equidistan­cia de Yolanda Díaz y la cara de circunstan­cias de Pilar Llop y M.ª Jesús Montero ante los aplausos victorioso­s de las filas del PP. En el Gobierno repiten, como Pasqual Maragall subido al Dragon Khan del tripartito, que falta pedagogía de los gobiernos de coalición. Con un “no pensamos igual ni los que vivimos en una misma casa”, despacha Félix Bolaños la fractura del Gobierno en El Café d’idees de Gemma Nierga. En el Excel legislativ­o del ministro hay 209 leyes pactadas y una discrepanc­ia, aunque el ruido en torno a la coalición, Sumar y Podemos sea inversamen­te proporcion­al a esa cuenta de resultados.

También se ha enfriado la relación entre la Moncloa y el Palau de la Generalita­t hasta nuevo aviso: ¿una investidur­a en diciembre? La legislatur­a en el Congreso se agota sin deberes pendientes en el calendario del Gobierno, así que las estrategia­s se distancian. Aragonès no informó a la

Moncloa de que haría pública su propuesta de acuerdo de claridad y tampoco recibió ninguna queja informal. Los socialista­s se limitaron a poner todos los altavoces en marcha para despachar la iniciativa sin matices. Ni referéndum ni mesas de partidos. En una campaña con comunidade­s autónomas en juego, el PSOE no tiene margen para el debate territoria­l a cuenta del conflicto catalán, solo para resaltar la “valentía” de Pedro Sánchez en su tarea de apaciguado­r y soslayar el papel de cooperador necesario de ERC.

Bolaños es el hombre del “diálogo discreto y los acuerdos públicos” con los republican­os, pero en la contienda electoral no hay amigos, sino contrincan­tes, y ERC lo es en Barcelona, el área metropolit­ana, Lleida, Tarragona... Para el ministro de la carpeta catalana, volver a la pantalla del referéndum es “electorali­sta” y “unilateral”, propio de quien anda con el “reloj parado en el 2017”... Aun así, en Madrid valoran los esfuerzos de ERC, lo que deja a Carles Puigdemont como asignatura pendiente sin programa. Mencionar al expresiden­t acaba en disputa pública y sube los decibelios declarativ­os. Si Bolaños señala que no sabe “lo que piensa ese señor” y que debe regresar a España y rendir cuentas con la justicia, Puigdemont replica con los GAL y la “cal viva”.

El futuro de Puigdemont sigue condiciona­ndo los movimiento­s de Junts. El último CIS deja a los posconverg­entes en el Congreso con menos de la mitad de intención de voto que en el 2019 y, en el Parlament, la batalla por librar a corto plazo lleva Laura Borràs por nombre. La presidenta de Junts será la protagonis­ta de un almuerzo-“autohomena­je” en Manresa donde lo interesant­e no es el número de asistentes, sino quiénes se ausentan. Ni Jordi Turull ,ni Albert Batet ,ni Josep Rius …Ni Xavier Trias ni los exconselle­rs… La cúpula de Junts, incluido Puigdemont, consensuó hace semanas con Borràs el camino que seguir, consciente­s de que el escaño de la presidenta condenada del Parlament tiene los días contados.

La Junta Electoral Central marca el calendario de los posconverg­entes, con Borràs luchando para no perder el foco. La propuesta de Aurora Madaula para su restitució­n y airear el supuesto apoyo del expresiden­t a la iniciativa no son inocentes. Los pragmático­s de Junts querrían resolver el futuro del escaño y la presidenci­a de la Cámara catalana antes de arrancar la campaña del 28-M, contener su presencia a la indispensa­ble en los mítines durante esas semanas y, después, abordar su situación orgánica en Junts. Borràs repartirá hoy sonrisas y recibirá rosas, pero el camino está lleno de espinas.

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Irene Montero recibe el abrazo de Ione Belarra el jueves en el Congreso
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