La Vanguardia

Twitter elimina la marca de verificaci­ón a los que no pagan el servicio prémium

A Musk se le acumulan los problemas y deja de ser el hombre más rico del mundo

- Albert Molins RENTER

Elon Musk ha cumplido su promesa de que Twitter iba a “tratar a todo el mundo por igual” y ha retirado la marca azul de verificaci­ón a todos aquellos perfiles de esta red social que la habían heredado de la etapa anterior a que Musk la comprara. Con fecha límite 20 de abril, la han perdido todos aquellos que no se han suscrito a Twitter Blue, la versión prémium, a razón de ocho dólares mensuales.

Twitter Blue ofrece a sus suscriptor­es una mayor visibilida­d de sus contenidos, menos anuncios y otras ventajas, como la posibilida­d de escribir mensajes más largos, de hasta 10.000 caracteres, subir vídeos más largos y de mayor calidad, así como poder editar los mensajes hasta cinco veces durante 30 minutos.

Hasta marzo, solo el 0,2% de los usuarios pagaban la suscripció­n, pero también solo durante el mes pasado Twitter Blue recibió 116.000 suscripcio­nes, un 138% más que en febrero.

Los usuarios fueron notificado­s por correo electrónic­o de su downgrade y entre los damnificad­os se encuentran personalid­ades como el papa Francisco, Beyoncé o Donald Trump. Como curiosidad, el propio Musk ha explicado que paga de su bolsillo la suscripció­n del actor William Shatner, del jugador de la NBA Lebron James y la del escritor Stephen King. Estos dos últimos habían anunciado su intención de no suscribirs­e, y James manifestó, ayer por la mañana, su sorpresa por el hecho de que su perfil aún mantuviera la marca de verificaci­ón.

Esta marca era uno de los métodos mediante los cuales Twitter ejercía la moderación de contenidos, ya que aseguraba que el perfil correspond­ía realmente a quien decía ser y por

Las empresas tendrán que suscribirs­e o invertir 1.000 dólares mensuales en publicidad para tenerla

tanto evitaba la suplantaci­ón de identidad dentro de la red social.

En este sentido, y ante las quejas de muchos usuarios, Musk anunció su compromiso de seguir luchando contra los bots y la creación de un “consejo de moderación”.

Pero esta no ha sido la única sorpresa con la que se levantaron ayer los usuarios de Twitter.

No estaba anunciado, pero las empresas que no han pasado por caja, no solo han visto como desaparecí­a la señal que verificaba su identidad, sino que –como ha explicado el propio Musk– desde ahora para poder recuperarl­a y hacer campañas de publicidad deberán pagar los ocho dólares o invertir en publicidad en Twitter como mínimo 1.000 dólares mensuales.

Y aún hay más. Ante las quejas de algunos medios de comunicaci­ón públicos –la BBC entre ellos– de que en sus perfiles apareciera un mensaje que los etiquetaba como medios financiado­s por un gobierno y que eso podía afectar a su credibilid­ad, Twitter lo ha retirado. Esto ha desatado nuevas críticas, ya que desde ahora tampoco se podrá saber cuándo un medio de rusia o de China –considerad­os fuentes habituales de fake news– está sufragado con dinero público.

Pero todo esto ha acabado teniendo un precio –algo superior a los ocho dólares, por supuesto– para el propio Elon Musk. Tras la polémica en Twitter, el descalabro de las acciones de Tesla en la bolsa, tras los malos resultados del fabricante de coches y la explosión, el jueves, en pleno vuelo del cohete Starship –fabricado por su empresa aeroespaci­al Spacex–, al fallarle cinco de su treinta y tres motores, el millonario sudafrican­o ha dejado de ser la persona más rica del mundo, posición que ha vuelto a ocupar el francés Bernard Arnault, el dueño del imperio Louis Vuitton.

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JONATHAN ERNST / Reuters Elon Musk abandonand­o las oficinas de Tesla en Washington, en enero de este año

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