“Es más fácil entender las claves de un conflicto si las da un español que vive allí”
Presentadora de ‘Españoles en conflictos” (RTVE) Almudena Ariza
Muchos puntos del planeta son ideales para visitar y disfrutar de la vida. Pero otros son todo lo contrario. Hay más de veinte países en conflicto bélico, pero si se incluye también los estados con alta tensión sociopolítica, los que tienen graves problemas medioambientales, los que se dan conflictos en torno a la convivencia, etcétera, la cifra se dispara. Almudena Ariza propone a partir del día 26 una incursión en esas zonas a través del nuevo formato Españoles en conflictos .La primera entrega del programa, Estados Unidos: más armas que habitantes, también se podrá ver mañana domingo en el BCN Film Fest.
¿Se puede definir este programa como un Españoles por el mundo, pero visitando zonas de conflicto?
Es un formato parecido. Son episodios concebidos no como un viaje turístico, sino más bien de conocimiento de los problemas reales de un país. Nuestro objetivo es identificar los conflictos sociales, políticos, económicos y ambientales que afectan a nuestro planeta, y son los españoles que residen en esos países quienes nos explican esos conflictos, en primera persona, cómo les afectan, cómo los viven, cuáles son las causas y las consecuencias, cómo ven el futuro... Lo hacen de forma cercana y con mensajes cargados de fuerza. Logramos dos cosas: enamorarnos un poco de ellos y entender mejor algunos de los grandes problemas del mundo.
¿Cómo surgió el proyecto?
Una vez terminada mi etapa de ocho años como corresponsal en Nueva York, me enviaron a cubrir la guerra de Ucrania, donde pasé tres meses. A mi vuelta, me hablaron en TVE de este proyecto. Y me pareció diseñado a medida. Mucha gente me identifica con la cobertura de conflictos, porque es algo que he hecho toda mi vida, pero este programa aportaba nuevos ingredientes: es un programa informativo, pero a la vez atractivo, sencillo de entender, formativo y muy entretenido… y donde se me ve en un registro muy distinto al de los telediarios. Sigo haciendo periodismo, pero cuento y me cuentan las cosas con más frescura, espontaneidad y autenticidad en las historias. Con algunos de los protagonistas he llegado a estar varios días de rodaje. Así que entrevistarlos era como estar entre amigos, y eso se nota en el resultado.
¿Qué zonas ha visitado y que temáticas se han abordado?
En Sudáfrica, la desigualdad y el racismo; en Estados Unidos, la violencia armada; en Honduras, las maras; en Polonia, la homofobia; en la Amazonia peruana, la deforestación; en India, la contaminación; en México, la violencia, el narcotráfico y los feminicidios; en Turquía, los terremotos; en Filipinas, el mar de plásticos; en Corea del sur, los suicidios a causa de la presión por “ser los mejores en todo”. Es un catálogo de temas amplio, diverso y apasionante.
¿La visión de esos españoles en conflictos nos ayuda a entender mejor la situación allí?
Son personas de diferentes perfiles sociales a quienes la vida les ha llevado a países donde algunos quieren estar y otros, no. Pero muchos ya no pueden escapar. Ellos nos hablan con mucha naturalidad de sus peripecias vitales y de su conexión con los países en los que viven. Algunos han sufrido violencia directa, extorsiones, amenazas… Otros trabajan para ayudar a las víctimas o para contribuir a resolver esos conflictos. Cuando nos hablan de sus historias, lo hacen como se lo contarían a su familia o a sus amigos. El factor “compatriota” es también un elemento de éxito. Es más fácil que entendamos las claves y las explicaciones que nos da un español a que sea alguien de otro país.
Y con su experiencia ¿cuál diría que es el mejor lugar del mundo para vivir? Depende de lo que busque cada uno. Hay muchos rankings que miden una serie de parámetros: sistemas de salud, educación, seguridad, estabilidad económica y política, etcétera… para determinar cuáles son los países donde se vive mejor. Sin embargo, los destinos donde hay más calidad de vida en términos objetivos no son los países con mayor índice de felicidad. Acabo de volver de la Amazonia peruana, donde he visto que las comunidades indígenas viven en un estado de felicidad que no tenemos en los países más desarrollados. Alguien que conoce muy bien los valores de estos pueblos me explicó las claves de la felicidad amazónica: vivir el presente, no tener apego al pasado ni estar agobiado por el futuro. Y ayudar a los demás, porque si eres solidario con tu vecino, él te ayudará también cuando lo necesites.
¿Y el peor sitio?
Cualquiera donde no puedas alimentar a tus hijos ni garantizar su seguridad: países en guerra, con hambrunas, que se enfrentan a la pobreza extrema y a la falta de servicios básicos. Con el programa hemos viajado a Filipinas, a India... donde miles de familias viven en la calle, o a la Amazonia peruana, donde aún ves que la gente recoge el agua de la lluvia para beber. Es dramático ver cómo el mundo sigue viajando a dos velocidades: con dos mil multimillonarios que tienen más riqueza que 4.600 millones de personas.
Paradoja “Los países donde hay más calidad de vida en términos objetivos no son aquellos con mayor índice de felicidad”