La Vanguardia

“El músico puede crear la magia para vencer la dictadura del tiempo”

- Econm a6iguet

Tengo 52 años: intento derrotar al tiempo con música. Soy británico: temo que caigamos en el hoyo nacionalis­ta. ¿Música invasiva en los ascensores? Nunca sobra. Estoy casado: mi marido es músico y no se pierde mis conciertos. Adoro el caos que precede a la creación y ahí surgen las grandes óperas

Es usted más de Wagner o de Verdi? ¿Cómo? ¿Por qué me lo pregunta? Barcelona siempre estuvo dividida entre verdianos y wagneriano­s. Supongo que la ciudad también está dividida entonces entre los que sueñan con ser y los que disfrutan de ser lo que son.

¿Los wagneriano­s no son de derechas? Yo diría que Verdi y su obra está en este mundo y recrea la vida: gente que vive y bebe, come, se enferma... muere. En cambio, Wagner crea universos de fantasía...

¿No es fantástico? bueno, Wagner es como ir un poco... colocado. Para vivirlo tienes que conectar con esos sueños hasta formar parte de ellos.

¿Verdi o Wagner, sir Thomas? a Verdi me lo llevaría a mi isla desierta.

¿Y al Liceu?

Me encantaría. Pero es uno de esos grandes teatros de ópera en los que es el teatro lo importante, tanto como el autor o la obra en sí...

¿En qué sentido?

También dirigir en la Ópera de Viena o la Scala de Milán es estar en la conversaci­ón de todo el mundo esos días: desde el taxista hasta el mecenas y no es como... pues digamos Canadá, donde las óperas son delicatess­en para cuatro. En esas ciudades con alma de ópera: es como la comida, pan y mantequill­a. Y también es mi vida.

¿La ópera nos sobrevivir­á?

Creo que en el tiempo de lo no presencial el gran activo de la ópera es que exige una enorme cantidad de presencial­idades.

¿Aún es el espectácul­o total?

Si la compones para todos y no solo para algunos, lo será siempre.

Teníamos cientos de cines y mire... Pero la ópera –no el cine– exige a todos estar allí, vivirla. No se solventa con un pantallazo y ya la has visto. Ni es un mitin. Es una fiesta. Y esa exigencia festiva hace que todos, en esas capitales de la ópera, la vivan como la final de la Champions.

¿Por qué le gusta a usted la ópera? Porque es caos, es vida, es estar allí.

El tiempo no es flexible; nuestra percepción de él, sí...

Toda mi música. la música, el arte, gira en torno a esa lucha para imponernos al tiem

po inexorable, porque el tiempo físico solo nos queda resignarno­s a que pase...

Al menos por ahora.

En cambio, nuestra percepción del tiempo es cultural y educable. la máquina infalible para viajar en el tiempo es la cultura, el arte, la música. El músico puede crear la magia para vencer su dictadura.

¿Cómo? la música es esa llave que nos lleva al pasado, al futuro y a mundos que no han existido profundiza­ndo en el momento.

¿Cuándo ha desafiado al tiempo por última vez?

Pues hace un ratito dirigiendo El caballero de la rosa de Strauss. le juro que me he sentido en el imperio austrohúng­aro con todos mis músicos... ¡Qué poder y placer!

¿Cuál fue la última vez que estuvo en una disco?

En los ochenta iba cada noche y me fascinaba cómo podía vivir en otros mundos allí. ¿Ve como el tiempo se derrite sobre mis recuerdos gracias a la música como los relojes de dalí? El sábado pasado también fui a una disco...y disfruté de los ochenta.

¿Reguetón?

Estoy componiend­o ahora para guitarra clásica. He aprendido mucho de mi alumno Francisco Coll, adoro Segovia y me encanta adam Green y Sean Shibe...

Le he oído interpreta­r a Mompou.

Sus colores son magníficos. Y... ¿quién puede no adorar el flamenco?

¿El hilo musical en todos los ascensores es contaminac­ión acústica o relajante? Es música y es bendita venga de donde venga: sobre el rumor del tráfico de la ciudad o de los altavoces de un aeropuerto en tus auriculare­s. bendita música siempre.

¿Su artista pop? ¿Shakira?

Mi artista pop favorita es Kate bush y en clásica, bach y Janácek. Y adoro el arte plástico: la pintura francesa del Xviii y hoy, Mark Christian.

¿Y en palabras? la música es tan etérea –es literalmen­te aire– que puede evocar mundos, como la pintura, incluso los que jamás existirán. las palabras solo existen en su relación con el objeto. así que con aire de la música y su libertad sin referente material podemos crear esos mundos insospecha­dos...

¿Cómo lo sabe?

Mi padre era traductor literario y mi madre historiado­ra del arte, experta en dalí. Yo ya de niño me ahogaba sin música: necesitaba aire. Pero entendía los desiertos de dalí donde cada objeto es más allá de su referente material. Y tuve libros y arte, gracias, para vivirlos.

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Llibert Teixidó

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