La Vanguardia

¿Quién le debe dinero a China?

La Iniciativa de la Franja y la Ruta abre un agujero de decenas de miles de millones de dólares en las finanzas chinas

- Xavier Mas de Xaxàs Barcelona

Hace diez años el presidente Xi Jinping anunció “el proyecto del siglo”, una iniciativa de alcance planetario para romper el embudo que siempre ha sido el estrecho de Malaca, paso por el que circula un tercio del comercio global y un 60% del tráfico de mercancías. Es una vía clave por la que China recibe el petróleo de Oriente Medio, y Estados Unidos la controla a través de Singapur, un firme aliado.

Diez años después, China ha invertido más de un billón de dólares en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que es como se conoce el proyecto de crear dos rutas comerciale­s, una terrestre por Asia central y otra marítima a través del Sudeste Asiático para conectar con Europa y África sin pasar por Malaca.

La iniciativa ha supuesto la construcci­ón de decenas de infraestru­cturas, la mayoría en países en vías de desarrollo a los que China ha prestado el dinero para carreteras, líneas de ferrocarri­l, puertos y aeropuerto­s, centrales eléctricas y otros proyectos. El problema es que varios de estos países tienen ahora muchas dificultad­es para devolver los créditos. El alza de los tipos de interés y la desacelera­ción económica mundial los han colocado en una situación desesperad­a para poder cumplir con los vencimient­os de su deuda.

El grupo de análisis Rhodium arroja la cifra de 78.000 millones de dólares en créditos malos solo en los últimos tres años. China ha tenido que cancelarlo­s o renegociar­los. Esto ha supuesto, en muchos casos, conceder nuevos créditos.

Xi quiere romper el embudo que es el estrecho de Malaca, pero aún no lo ha conseguido

Dinero malo al rescate de dinero malo no es un buen negocio. Un estudio de la Universida­d de Harvard con el Banco Mundial, Aiddata y el Instituto Kiel calcula que estos créditos de rescate superan los 100.000 millones de dólares.

Son cálculos aproximado­s porque las inversione­s son opacas. “No hay una lista oficial de proyectos”, dice Yu Jie, investigad­ora de Chatham House. “Tampoco hay informació­n oficial de los créditos”. Es más, “no existe un organismo que centralice la gestión de la Iniciativa de la Franja y la Ruta”. Son quince los ministerio­s con competenci­as para impulsar proyectos de desarrollo en todo el mundo.

Xi pensó la Iniciativa de la Franja y la Ruta para aumentar el poder político y económico de China en el mundo, pero también para dar salida a las constructo­ras públicas que se habían quedado sin contratos a raíz del colapso económico del 2008 y la saturación del mercado inmobiliar­io. Pensó que sería bueno, además, que fueran las empresas de las provincias centrales, las más atrasadas, las que más se beneficiar­an de la iniciativa.

“Esta descentral­ización –explica Yu– abrió la puerta a que algunos funcionari­os presentara­n proyectos por mero interés personal, para demostrar su lealtad al partido, por ejemplo, pero sin pensar en la viabilidad financiera”. Las provincias, además, tienen sus propias agendas.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta se entiende mejor como una colección de acuerdos bilaterale­s, más que como una estrategia única.

El peso de la financiaci­ón, sin embargo, ha recaído en los cuatro principale­s bancos públicos. Ellos han sido los que han prestado el dinero a las constructo­ras chinas y los que han negociado las condicione­s con los países acreedores.

Al no haber un retorno claro a la inversión, el sector privado se ha mantenido al margen. El pico de las inversione­s se alcanzó en el 2015, y desde el estallido de la pandemia a finales del 2019 no ha habido nuevas aportacion­es financiera­s a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

China, aun así, sigue siendo el mayor prestamist­a oficial del mundo, por delante de organismos tradiciona­les como el FMI y el Banco Mundial, así como de todos los estados de la OCDE juntos.

Aiddata y la Universida­d William and Mary calculan que China ha invertido mil millones de dólares en la Iniciativa de la Franja y la Ruta durante los últimos diez años. La Universida­d de Harvard eleva la cifra a 1.500 millones, tanto en préstamos como créditos directos. Aunque la mitad no se declaran, está demostrado que son a precio de mercado. China no presta con tipos favorables, como hacen el FMI y el Banco Mundial, lo que aún dificulta más a los socios de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

El Center for Global Developmen­t había previsto antes del 2019 que China llegaría a invertir ocho billones de dólares en total. El esfuerzo valía la pena si lograba aumentar su industria tecnológic­a, además de su peso geoestraté­gico.

Unos 150 países han firmado contratos con la Iniciativa de la Franja y la Ruta y, poco a poco, China los ha utilizado para desarrolla­r un mercado dependient­e. La deuda es la trampa en la que han caído algunos de ellos, como las repúblicas exsoviétic­as de Tayikistán y Kirguistán.

También Pakistán, que lo está pasando mal. Es uno de los principale­s receptores de créditos chinos. El puerto de Guadar, en el mar de Arabia, y el corredor económico que llega hasta la frontera con China en la provincia de Xinjiang son la alternativ­a a Malaca. Pekín ha invertido 62.000 millones de dólares en estas infraestru­cturas, que han disparado la deuda pública pakistaní. La presión financiera sobre Islamabad es enorme. En junio, por ejemplo, ha de devolver 4.500 millones de dólares, la mayor parte a China, y no los tiene. En los próximos tres años la situación se complicará aún más. Tiene que hacer frente a 77.500 millones de dólares, una cantidad extraordin­aria para una economía de 350.000 millones y con apenas 4.000 millones en divisas.

Es muy probable, por lo tanto, que Pakistán no pueda asumir esta deuda. Si es así, China deberá rescatarlo. Es la pieza clave de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, pero la crisis económica, cada año más profunda que el anterior, desestabil­iza la política y dispara el terrorismo. El polvorín puede estallar en cualquier momento, sobre todo ahora que el FMI ha cancelado un programa de 6.500 millones porque no cree que Pakistán vaya a realizar las reformas necesarias para salir del hoyo. India podría pagar las consecuenc­ias de esta anunciada turbulenci­a en su vecino y rival estratégic­o.

China iba a transforma­r el mundo con la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Aún puede que lo consiga, pero tardará más de lo previsto. Su prioridad ya no está en África, Europa o Latinoamér­ica, sino en su inmediata área de influencia, Asia Central, el Sudeste Asiático y Pakistán, además del mercado interior. El sueño de Xi deberá esperar.c

Pakistán, país clave para la expansión china, no va a poder hacer frente a la deuda contraída

 ?? AKHTER GULFAM / EFE ?? China repartió alimentos la semana pasada en Chaman, Pakistán
AKHTER GULFAM / EFE China repartió alimentos la semana pasada en Chaman, Pakistán

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain