La próxima presidencia española de la UE
España presidirá la Unión Europea durante el segundo semestre del año en curso, lo que significa presidir el Consejo de la UE en sus diferentes formaciones, con la excepción de la de exteriores, que preside con carácter nato el alto representante para Asuntos Exteriores y Seguridad. Será la quinta vez que se preside, desde 1986. La última fue en el 2010, y la próxima, previsiblemente, en el 2035.
Se trata de una presidencia rotatoria de carácter semestral. España inaugurará un trío presidencial formado con las dos siguientes, que serán Bélgica y Hungría. Los tríos son grupos informales de tres presidencias que se coordinan para dar continuidad a los trabajos de la UE a lo largo de un periodo de dieciocho meses.
La presidencia española de este año coincide con nuestras elecciones generales, que deben celebrarse antes de fines de año. Pedro Sánchez es consciente de la importancia de esta coincidencia. Estará en campaña al mismo tiempo que ejerza el papel de presidente de Europa. Tanto si gana como si pierde las elecciones, puede resultar triunfador. Si las gana, porque habrá vencido, y si las pierde, porque podría aspirar por elevación a un puesto internacional, a partir de su reconocido prestigio en Europa y más allá. En Bruselas se sopesa que podría llegar a ocupar puestos como el de secretario general de la OTAN o presidente del Consejo Europeo, máxima instancia de poder en la UE.
La presidencia española de este año es considerada una presidencia escoba, porque tiene lugar al final de la legislatura europea y de una Comisión Europea centrada desde sus inicios en las agendas verde y digital, y en los últimos años en la pandemia y la guerra de Ucrania. En mayo del próximo año habrá elecciones europeas y la posterior definición de un nuevo programa de trabajo.
El contenido de una presidencia rotatoria europea consiste esencialmente en la gestión de un elevado número de reuniones informales de ministros responsables de distintos ramos, reuniones de representantes permanentes de estados miembros ante la Unión Europea, más una gran cita informal de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete. Habrá veinticinco reuniones ministeriales que se celebrarán en diversas ciudades españolas. Está prevista una reunión informal ministerial sobre transportes, telecomunicaciones y energía en Barcelona, que podría tener como tema principal la terminación del corredor ferroviario mediterráneo de transporte de mercancías.
El tradicional Consejo Europeo Informal de los jefes de Estado o de Gobierno se celebrará en Granada, precedido de una cumbre de la recién creada Comunidad Política Europea, a la que asistirán todos los países europeos, excepto Rusia y Bielorrusia. Reunirá a cuarenta y cuatro jefes de Estado o de Gobierno.
El Consejo Europeo de Granada dedicará una especial atención al concepto de “autonomía estratégica abierta “, elaborado por la Comisión Europea. Parte del análisis de las principales vulnerabilidades estratégicas de la Unión Europea en áreas clave como defensa, seguridad, energía, alimentación, salud o tecnologías digitales, así como maneras eficaces de afrontarlas.
Además, está prevista una cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), que se celebrará en Bruselas. Será la primera gran cita de la presidencia española, presidida por el actual líder del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, organizada mano a mano con España.
Pedro Sánchez ha calificado de “máxima prioridad” la consecución de un pacto europeo sobre migraciones. Además, deberá atender preferentemente otros asuntos sobre los que Bruselas tiene que tomar sin demora decisiones importantes, como la revisión de las reglas fiscales, la gestión de los fondos de recuperación o la reforma del mercado eléctrico. El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, ha declarado que España trabajará prioritariamente “la transición ecológica, la transformación digital, las políticas sociales, la autonomía estratégica, la seguridad energética, las interconexiones, las relaciones con los vecinos del sur y latinoamericanos y las crisis migratorias”. Ha añadido que España quiere “aprovechar la oportunidad para estrechar lazos de la UE con América Latina y el Mediterráneo”.
La presidencia española debería avanzar hacia una verdadera autonomía estratégica de la Unión Europea, con cesiones de soberanía adicionales por parte de sus estados miembros, y fijación de un papel mediador y un perfil propio para la UE en un mundo marcado por la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China y el riesgo de una nueva guerra fría.
La Conferencia sobre el Futuro de Europa debería fructificar en mejoras institucionales que acerquen la UE a su objetivo final de unión federal, dotada de políticas comunes en materia de asuntos exteriores y defensa, entre otras. Por razones de vecindad, España también debería procurar la terminación de las negociaciones de asociación de Andorra con la Unión Europea, iniciadas hace ocho años.
No se pueden sobrevalorar las expectativas de una presidencia semestral europea, consistente esencialmente en la gestión de la apretada agenda de reuniones complejas y de alto nivel, pero tampoco se pueden devaluar las expectativas de manera exagerada. En cualquier caso, España es veterana en la materia y aspira a repetir una buena gestión que beneficie al conjunto de la UE, al mismo tiempo que le permita defender sus propias prioridades.
Pedro Sánchez estará en campaña al mismo tiempo que ejerza el papel de presidente de Europa