Tito Valverde por fin ha sido abuelo
En ‘¡Vaya vacaciones!’ se enfrenta a una divertida guerra con sus nietos
Tito Valverde acaba de estrenar ¡Vaya vacaciones!, una comedia con guion de Manuel Burque y Josep Gatell que homenajea a esos abuelos imprescindibles para padres que no dan abasto. O que abusan descaradamente, como Edu (Ernesto Sevilla) y Begoña (Toni Acosta) hacen con José y Manuela (Gracia Olayo). Sin embargo, esta vez los abuelos pondrán en marcha un plan maquiavélico para librarse de los niños. Una comedia sin moralina y sin ñoñerías que sorprende con giros inesperados.
El veterano actor no ha tenido hijos, por lo que solo conoce la experiencia de ser abuelo en pantalla. De talento más que probado, Valverde resulta tan convincente como si hubiese cambiado pañales y regalado sus horas para cuidar a los hijos de otros. “Me meto en el papel, me dejo llevar por lo que dice el guion y las pautas del director. De todas formas, los niños siempre me han gustado y tengo un espíritu bastante infantil que no pienso perder. En ¡Vaya vacaciones!, la pequeña no paraba de provocarme; al día siguiente ella se levanta como una rosa, pero yo me acuesto y a ver cómo amanezco [risas]. En el rodaje formamos eso que sucede a veces, una pequeña familia; jugamos a ello y jugamos bien. Y Gracia Olayo es muy buena actriz. Me alegra mucho que haya parecido creíble el abuelito”, ríe Tito Valverde.
Sin hijos pero casado con la también actriz María Jesús Sirvent desde 1984, la ha incorporado a su último trabajo, Camino de la suerte, ya en fase de montaje. “Es la historia que Jorge Alonso ha escrito sobre su abuelo, a quien quería como a un padre: el hombre se fue a Madrid, donde vivió 50 años hasta que falleció su mujer. Al regresar al pueblo conoce a una mujer separada y empieza con ella una relación de amor preciosa. Con todos en contra, la familia, el pueblo, la sociedad. Casi escondiéndose. Si ¡Vaya vacaciones! es un homenaje a los abuelos, esta lo es al ser humano mayor que cree que su vida ha terminado”.
Tras la serie Pepa y Pepe ,a mediados de los años noventa, enseguida llegaron Todos los hombres son iguales y El comisario. “Esto me dio más presencia y dinerito para pagar las facturas y poder decir ‘ahora ya puedo trabajar cuando me da la gana’ [risas]. El 26 de abril cumplo 72 años y me tengo que replantear la vida, porque estoy empeñado en vivirla como a los 50 y no puede ser”.
El actor recuerda con especial cariño Pepa y Pepe, junto a Verónica Forqué. “Tenía una tienda de animales y llevaba una cacatúa en el hombro. Luego me pusieron una iguana. La dejaba ahí y la iguana hacía su vida. Y había un cuervo donde la nevera, y de pronto decía ‘Agua, agua’. Hablaba cuando quería, el cabrón. Una serie maravillosa, pero me trae unos recuerdos muy duros porque mi chica, mi Vero, se ha ido como se ha ido, y eso es una imagen que no se me olvida”.
Labrador ilustrado en Amanece que no es poco, empresario implacable en Sin identidad, cacique brutal en Matadero… Su truco para ser creíble es sencillo: “Dame un papel bonito y cuando ya me lo estudio y asimilo, lo vivo y lo interpreto. Esa es mi escuela. Ni Stanislavski ni Lee Strasberg ni la madre que los parió”.