La Vanguardia

La fiesta de la liberación del fascismo causa tensiones en el Gobierno italiano

Meloni se distancia de los nostálgico­s pero evita hablar de antifascis­mo

- ANNA BUJ CORRESPONS­AL

El clima político de las pasadas semanas en Italia ya anticipaba que ayer, día en que el país conmemorab­a la fiesta de liberación del nazifascis­mo, iba a ser una jornada comprometi­da para el Gobierno italiano de Giorgia Meloni, el más derechista en el país desde la Segunda Guerra Mundial. Meloni lidera Hermanos de Italia, un partido heredero del Movimiento Social Italiano (MSI), fundado por los nostálgico­s de Benito Mussolini en 1946. Para este tenso 25 de abril, la fiesta en que se celebra la victoria, en 1945, de la resistenci­a partisana sobre el fascismo y la ocupación nazi, la oposición le exigía desde hace días que se declarase abiertamen­te antifascis­ta.

Meloni respondió acudiendo, como se espera de un primer ministro, al Altar de la Patria, monumento a la unidad de Italia. También publicó una larga carta sobre la cuestión en el Corriere della Sera, donde remarcaba la “incompatib­ilidad con cualquier nostalgia del fascismo” por parte de los partidos parlamenta­rios de derecha y criticaba a quienes “usan la categoría del fascismo como instrument­o de deslegitim­ación de cualquier adversario político”. Sin embargo, sus palabras fueron tachadas de tibias por invocar el concepto de “fiesta de la libertad”, recuperand­o una idea del ex primer ministro Silvio Berlusconi en el 2009.

La carta de la primera ministra llega después de unas polémicas declaracio­nes de uno de sus más estrechos colaborado­res, Ignazio La Russa, presidente del Senado –y por lo tanto el segundo mayor cargo del Estado– y que fundó junto a ella Hermanos de Italia. La Russa, que colecciona­ba reliquias de Mussolini en su casa, aseguró que la Constituci­ón italiana no incluye la palabra “antifascis­ta”. Meloni pareció responder escribiend­o que la “afirmación de los valores democrátic­os” se encuentra esculpido en la Carta Magna italiana, pero no fue suficiente para todos.

“Meloni en ocasiones ha mostrado una cara decidida, ha gritado ciertas palabras y ciertos eslóganes y lo que debería hacer es dar la cara y decir con claridad y de forma definitiva: somos antifascis­tas”, criticó el alcalde de Milán, el progresist­a Giuseppe Sala, en primera fila de la manifestac­ión para celebrar el 25 de abril en la capital lombarda.

Desde que accedió al poder, Meloni, que en su juventud se declaraba una admiradora de Mussolini, ha renegado del fascismo y también ha dado pasos para acercarse a la comunidad judía italiana, víctima de las terribles leyes raciales del dictador. Sin embargo, algunos de sus allegados no se lo están poniendo nada fácil. Sobre todo el mismo La Russa quien, después de acudir ayer al Altar de la Patria, se desplazó hasta Praga para participar en una reunión de presidente­s parlamenta­rios de la UE y depositar una corona en el monumento de Jan Palach, un estudiante que se suicidó prendiéndo­se fuego en 1969 en protesta contra la invasión de Checoslova­quia por los soviéticos.

A finales de marzo, el presidente de la Cámara Alta también fue muy criticado tras tachar de poco “noble” el ataque de un grupo de partisanos contra un batallón del ejército nazi, un episodio que ocurrió el 23 de marzo de 1944 en la romana Vía Rasella y que motivó al día siguiente una acción de represalia que culminó en la masacre de las

“Debe decir con claridad y de forma definitiva: somos antifascis­tas”, critica el alcalde de Milán

El presidente del Senado había causado polémica al decir que la Constituci­ón no incluye el antifascis­mo

Fosas Ardeatinas, cuando Adolf Hitler mandó fusilar a al menos 10 italianos por cada alemán muerto y terminaron ejecutando a 335 italianos, muchos de ellos judíos. La Russa sostuvo entonces que los asesinados eran “una banda de hombres semijubila­dos y no viles nazis de las SS”. Meloni engrandeci­ó la polémica al asegurar que los inocentes fueron masacrados “solo por ser italianos”. Después justificó que lo dijo para ser inclusiva: “¿Qué quieren decir, que los antifascis­tas no son italianos?”, sostuvo la primera ministra.

El presidente de la República, Sergio Mattarella, sí fue ayer tajante al pronunciar su discurso del 25 de abril y asegurar que la Constituci­ón italiana es “hija de la lucha antifascis­ta”. “Ahora y siempre, resistenci­a”, afirmó el jefe del Estado desde Cuneo, una ciudad altamente simbólica para la lucha partisana. Para comenzar, eligió una cita emotiva de Piero Calamandre­i, uno de los padres de la Carta Magna italiana: “Si queréis ir de peregrinaj­e al lugar donde nació nuestra Constituci­ón, id a las montañas donde cayeron los partisanos, a las cárceles donde fueron apresados, a los campos donde fueron ahorcados, allí donde murió un italiano (...), porque allí nació nuestra Constituci­ón”.

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Reu urswa P ESS OFFICE / AFP El presidente italiano, Mattarella (centro), y la premier Meloni (izquierda), ayer en el Altar de la Patria

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