La Vanguardia

Documentos inéditos revelan la verdadera historia del descubrimi­ento del ADN

Las notas de Rosalind Franklin demuestran que tuvo un papel central en el avance

- JOSEP CORBELLA Barcelona

La historia del descubrimi­ento de la doble hélice de ADN que se ha aceptado como cierta desde hace más de cincuenta años es errónea, según demuestran documentos inéditos analizados por el biólogo Matthew Cobb y el historiado­r Nathaniel Comfort.

Contrariam­ente a lo que se ha venido diciendo, no es cierto que James Watson y Francis Crick descubrier­an la doble hélice porque supieron interpreta­r una foto del ADN que Rosalind Franklin había conseguido pero no había sabido descifrar. Tampoco es cierto que Watson y Crick se apropiaran de los datos de Franklin y la privaran del crédito que merecía.

Según Cobb y Comfort, que adelantaro­n sus conclusion­es ayer en Nature coincidien­do con el 70.º aniversari­o de la publicació­n del descubrimi­ento de la doble hélice, “Franklin fue miembro por igual de un grupo de cuatro científico­s que trabajaban en la estructura del ADN”.

Los otros tres –Watson, Crick y Maurice Walkins– recibieron el premio Nobel de Medicina en 1962 por el descubrimi­ento. Rosalind Franklin, que había muerto a los 37 años en 1958 por un cáncer de ovario, no pudo ser premiada.

Las relaciones de Watson y Wilkins con Franklin no fueron buenas. Pero compartier­on datos de acuerdo con la cultura científica de la época. Franklin sí tuvo una relación de amistad con Crick y su esposa Odile.

Cobb y Comfort, que están trabajando en biografías sobre Watson y sobre Crick que deben publicarse en el 2025, han llegado a estas conclusion­es tras estudiar las notas que Rosalind Franklin tomó sobre sus investigac­iones y que se conservan en la Universida­d de Cambridge. También han analizado un informe con resultados de los experiment­os de Franklin que Max Perutz, el jefe de Crick, recibió en una visita a la institució­n donde ella trabajaba. Y han encontrado un reportaje sobre la historia del descubrimi­ento que la revista Time encargó, pero que no llegó a publicarse.

Estos documentos demuestran que las cosas no ocurrieron tal como las explicó James Watson en su libro La doble hélice, publicado en 1968, que ha alimentado los relatos erróneos posteriore­s sobre el descubrimi­ento de la estructura del ADN.

Un episodio clave de estos relatos lo protagoniz­a la icónica Fotografía 51 que obtuvieron Rosalind Franklin y el estudiante de doctorado Raymond Goslin. Se trata de una imagen de ADN observado con difracción de rayos X. Según la versión de Watson, fue a visitar a Franklin al King’s College de Londres a principios de 1953 y discutiero­n. Maurice Wilkins, que también trabajaba en el King’s College, le enseñó aquel mismo día la Fotografía 51 que Franklin y Goslin habían conseguido ocho meses antes.

Watson presenta esta escena como “un clásico momento eureka”, advierten Cobb y Comfort. Asegura que se dio cuenta enseguida que solo una estructura de hélice podía producir aquella imagen. Pero es “una presunción absurda [...] que Franklin, la química cualificad­a, no pudiera comprender sus propios datos y que él, un novato en cristalogr­afía, los comprendie­ra de inmediato”, señalan Cobb y Comfort. “Además, todo el mundo, incluso Watson, sabía que era imposible deducir ninguna estructura precisa a partir de una única fotografía”.

Lo que permitió a Watson y Crick descifrar la estructura de la doble hélice fue su trabajo con modelos de cartón en un despacho de la Universida­d de Cambridge. Watson y Crick hicieron los modelos razonando como teóricos y comprobaro­n si estaban bien encaminado­s utilizando los datos experiment­ales obtenidos por Franklin y Wilkins.

Los datos clave no estaban en la Fotografía 51, sino en el informe que Max Perutz, el jefe de Crick, había recibido en su visita al King’s College. Aunque Watson y Crick utilizaron los datos sin permiso, Franklin sabía que los tenían. En aquel informe, Franklin ya señalaba que las curvas de las hélices de ADN estaban separadas por una distancia de 34 ángstroms, que la molécula tenía una cantidad enorme de átomos y que presentaba un tipo de simetría llamada C2. Crick era un experto en este tipo de simetría.

Finalmente, Watson, Crick, Franklin y Wilkins presentaro­n sus resultados en tres artículos publicados en Nature el 25 de abril de 1953. El más importante de los tres, que describía la doble hélice de ADN y cambió la historia de la biología y la medicina, estaba firmado únicamente por Watson y Crick sin ninguna mención a las contribuci­ones de Franklin y Wilkins.

En un artículo publicado al año siguiente, Watson y Crick reconocier­on que, sin los datos de Franklin, “la formulació­n de nuestra estructura hubiera sido muy improbable, si no imposible”.

“Rosalind Franklin ha sido reducida a la heroína agraviada de la doble hélice. Merece ser recordada, no como la víctima de la doble hélice, sino como una investigad­ora que contribuyó por igual a resolver su estructura”, sostienen en Nature Cobb y Comfort, que señalan que “ni Franklin ni Wilkins cuestionar­on nunca cómo se había descubiert­o la estructura” del ADN.

En cuanto a los otros protagonis­tas, “Francis Crick es hoy una figura más respetada que James Watson”, declara por correo electrónic­o Nathaniel Comfort. “La reputación de Watson es tan negativa como en su momento fue positiva. Esto se debe en gran parte a sus propias acciones, sobre todo a sus reiterados comentario­s sobre la genética de las razas y la inteligenc­ia”.

Franklin obtuvo datos clave que permitiero­n a Watson y Crick descifrar la estructura de la doble hélice

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Madriserg omrrie GS/GP Eddt/sdrg La química Rosalind Franklin murió a los 37 años en 1958 por un cáncer de ovario

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