El tercer sector alerta de una mayor complejidad de las necesidades sociales
“Después de la pandemia no hemos conseguido revertir la pobreza”, lamentó ayer Francina Alsina, presidenta de la Taula del Tercer Sector de Catalunya, en la presentación del barómetro en que se analiza la actividad de más de 3.100 entidades. Uno de los datos más relevantes es que en el 2021 se atendieron a 1,9 millones de personas en riesgo de exclusión social, 350.000 más que en el 2017. Y esta cifra sigue al alza, pues se estima que en el 2022 podría haber aumentado un 30%, destaca el trabajo encargado a la Fundació Ferrer i Guàrdia.
El impacto de la covid ha dejado un panorama con una “mayor complejidad de las necesidades sociales” marcado por el malestar emocional de los jóvenes; el deterioro de las capacidades físicas y psicológicas y el aumento de la soledad no deseada de las personas mayores; la dificultad en el acceso a la vivienda que, en no pocos casos, ha derivado en situaciones de sinhogarismo, y el incremento de la brecha digital. “Los perfiles de vulnerabilidad se han diversificado y afectan también a la población laboralmente activa”, alertan.
El primer colectivo acompañado es el de los ciudadanos mayores, mientras que en el 2017, cuando se realizó el anterior barómetro, era el tercero,por detrás de los niños y las personas con discapacidad. Los resultados del barómetro son fruto de la encuesta realizada a 3.134 entidades, con una muestra de 500. El 56% de sus recursos procede de las administraciones, el 28% de fuentes propias y el 16% de fondos privados. Un escollo con el que topan es el retraso en los pagos: el 36% de las entidades se ven afectadas por la deuda del sector público, principalmente de la Generalitat. Las pólizas de crédito son la principal salida a esta situación que genera tensiones de tesorería.
El barómetro incluye un análisis de la situación en las cuatro provincias para lo que se ha creado un índice de complejidad en la atención social, que incorpora datos demográficos, económicos, de ocupación, de vivienda, de nacionalidad y de prestaciones sociales. La conclusión es que Tarragona es la zona con una situación más negativa y Barcelona la que presenta mejores valores.