El salario real en España se redujo un 5,3% en el 2022
La OCDE advierte sobre los riesgos de no deflactar impuestos
Los asalariados están sufriendo un doble golpe: más impuestos que pagar y pérdida de poder adquisitivo. El peor de los dos mundos. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) publicó ayer un análisis despiadado en su estudio Taxing wages 2023: “Los sueldos reales abajo, los impuestos sobre el trabajo arriba: la inflación asesta a los trabajadores un doble golpe”. Una paradoja que, según esta organización, no ocurría desde hace más de veinte años.
Con la inflación, que se ha disparado en los países occidentales a los niveles más altos en tres décadas, los hogares han visto mermada su capacidad de compra, porque las subidas salariales que se consiguieron en el 2022, muchas de ellas mediante duras negociaciones, fueron insuficientes para frenar la depreciación sufrida por los sueldos.
En lo que se refiere a España, los sueldos registraron en el 2022 una contracción del 5,3% en términos reales, lo que supone la novena mayor caída entre los 38 paíra
“Los empleados sufren un doble golpe: pérdida de poder adquisitivo y aumento de fiscalidad sobre el trabajo”
ses de la OCDE, donde el retroceso fue en promedio del 3,3%.
Pero, además, esta revalorización salarial fue un regalo envenenado, porque en algunos casos la subida de las remuneraciones se ha traducido en un aumento de la carga fiscal para aquellos contribuyentes que pasaron a estar sujetos a un tramo superior del impuesto de la renta y a perder algunos derechos a créditos fiscales u otro tipo de prestaciones económicas.
“Los tipos impositivos efectivos sobre las rentas del trabajo aumentaron en el 2022 al mismo tiempo que la elevada inflación provocaba un descenso de los salarios reales. La cuña fiscal aumentó en la mayoría de los países de la OCDE entre el 2021 y el 2022, y los mayores incrementos se observaron en los hogares con hijos, sobre todo en los niveles de renta más bajos”, explica el informe citado.
En detalle, el estudio se centra en la comparación entre países de la cuña fiscal –definida como la suma de los impuestos sobre el trabajo pagados por empleados y empleadores menos las prestaciones familiares recibidas–, expresada como porcentaje del coste laboral del empleador.
De media, en toda la OCDE, la cuña fiscal para un progenitor soltero que gana el 67% del salario medio aumentó 1,6 puntos porcentuales entre el 2021 y el 2022, hasta el 16,6%, el mayor aumento anual de la cuña fiscal media desde 2000 para cualquiede los ocho tipos de hogares cubiertos por el informe.
En el caso de un hogar monoparental con un solo salario medio y dos hijos, la cuña fiscal media del 25,6% en el 2022 reflejaba un aumento de 1,1 puntos porcentuales respecto al año anterior, la mayor subida para este tipo de hogar desde el 2000.
En lo que se refiere a España, el 39,5% del salario bruto de los trabajadores españoles solteros y sin hijos se destinó al pago de impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social en el 2022, frente a una “cuña fiscal” media del 34,6% para el conjunto de la OCDE. Otro ejemplo: en el caso de una pareja de trabajadores con dos hijos, entre pago de impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social, “el coste laboral sobre el salario asciende al 36,6% del total de sus ingresos brutos, lo que representa el octavo porcentaje más elevado entre los países de la OCDE.
Estas cifras debilitan el argumento recurrente en el debate político de que la carga fiscal en España todavía es inferior al resto de países occidentales y que, por lo tanto, habría margen para subir. Estos datos apuntan más bien a que España está en el medio de la tabla (detrás de la carga elevada de Bélgica, Alemania o Francia, pero por delante del Reino Unido y Estados Unidos) y que es especialmente severa con los hogares sin descendencia.
Otro dato llamativo es que si el salario bruto promedio de la OCDE alcanzó los 47.211 euros, España, con 42.529 euros, ocupó el puesto 22, con una cifra que es un 10% inferior a la media.
Es decir que, incluso con la inflación, los sueldos españoles en términos nominales siguen siendo, en comparación, inferiores al resto de los países occidentales. Y esto, sin contar los impuestos que pagar.