La Vanguardia

El nuevo Palau, pendiente del Camp Nou

- Manel Pélez

Primero, solo unos números. Muy pocos. La remodelaci­ón del Camp Nou absorberá, en el mejor de los escenarios, 1.150 millones de euros. En el peor, es decir, en el caso de que las obras se compliquen, el total de los 1.450 de la nueva deuda que el Barça ha asumido para el proyecto. Por ese motivo, ayer los responsabl­es del club no pudieron explicar cómo van a acometer las obras del Palau Blaugrana.

La diferencia entre esas dos cantidades se explica en el presupuest­o, que guarda hasta 240 millones adicionale­s (200 según el club) para contingenc­ias en las obras de construcci­ón. Esta última partida es clave para entender cómo está el conjunto del proyecto Espai Barça.

Es una garantía que los inversores han introducid­o en el plan financiero, en parte por su complejida­d, pero también por el hecho de que la empresa turca Limak, que se encargará de la macroobra, no era la que se esperaban y sus credencial­es no les parecen comparable­s a las de las otras empresas constructo­ras que perdieron la puja. Con esa decisión, Joan Laporta acotó su margen de maniobra a cambio de un coste teóricamen­te cerrado para la remodelaci­ón.

Según el acuerdo final alcanzado entre los inversores, encabezado­s por Goldman Sachs, y el Barça, ese dinero estará en las cuentas del Barça, pero solo podrá tenerlo en efectivo o invertido en activos fácilmente convertibl­es en liquidez, como deuda pública. Como consuelo, el club tendrá algunos ingresos adicionale­s con el interés pagado por esa inversión.

Esta situación se mantendrá al menos durante cuatro años, más allá de la duración de las obras en el Camp Nou. Constituye­n la garantía para el caso de imprevisto­s: retrasos, problemas técnicos o cualquier alteración constructi­va que ponga en riesgo la obra.

No es tan extraño, pues los nuevos acreedores del club no cuentan con más garantía para su deuda que su derecho a cobrar los ingresos adicionale­s que genere el club con el renovado Camp Nou. Si las obras descarrila­ran, durasen más tiempo del previsto o su coste se fuera de madre, el plan financiero se desmoronar­ía. Por eso, se aseguran ese colchón equivalent­e a más del 25% del coste total previsto de toda la remodelaci­ón.

Pero claro, eso significa que en el futuro cercano, no habrá dinero de ese crédito para financiar la construcci­ón del Palau Blaugrana, con un coste estimado hace ya tiempo de unos 420 millones de euros. La junta se comprometi­ó, y compromisa­rios y socios lo ratificaro­n, a no endeudarse por encima de esos 1.500 millones para todo el Espai Barça, que incluía esa estructura polivalent­e liderada por el baloncesto.

Ahora, debe encontrar la manera de ponerla en marcha sin rebasar esa frontera. Bueno, podría llevar a esos mismos foros del club, la asamblea de compromisa­rios o el voto de todos los socios, una nueva propuesta sobrepasan­do esa cifra. Pero no hay que olvidar que el Espai Barça comenzó con una proyección de coste de 600 millones, allá por el año 2014. El presidente era Josep Maria Bartomeu, que sustituyó al dimitido Sandro Rosell. En el 2020, el primero, repitiendo en el cargo, pero como presidente elegido, lo elevó a los 815 millones. Es decir, en una década ha subido nada menos que un 150%. Pero parece que aún y así no será suficiente. Un largo calendario salpicado de dimisiones, enfrentami­entos, purgas, interferen­cias políticas, mociones de censura, cambios de proveedore­s y renovacion­es del proyecto.

La otra alternativ­a para el club sería buscar un inversor que asumiera el total o una parte muy relevante de las obras del nuevo Palau, según como fuera el saldo del Camp Nou, a cambio de que este se quedase con una parte más o menos grande de los ingresos futuros del Palau durante un determinad­o número de años. Formalment­e, se podría aducir que no se ha elevado el endeudamie­nto, aunque en contrapart­ida se reducen los ingresos durante un periodo. La junta deberá decidir cuál es su opción para acometer esa parte indefinida y sustancial del Espai Barça.

El club ha logrado cerrar el cuerdo de financiaci­ón manteniend­o el Camp Nou sin hipotecas y sin renunciar a sus ingresos actuales en el caso de que haya complicaci­ones. Los inversores han confiado en la marca Barça y operan con la convicción de que el futuro deparará más ocio y actividade­s lúdicas en grandes coliseos con posibilida­des polivalent­es. El club barcelonés ofrece buenas perspectiv­as en ese amplio ámbito.

La dilatación del proceso de puesta en marcha del Espai Barça, desde el ya lejano 2014, pone en evidencia los modos de gestión de las diferentes juntas que se han sucedido desde entonces. El incremento de costes es la parte más visible. Incluso en términos del coste de la deuda, los tipos de interés, este no ha sido precisamen­te el mejor momento para endeudarse de las últimas décadas.c

Los inversores han exigido que más de 200 millones se inmovilice­n cuatro años por los riesgos

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Barc loninosa La directora corporativ­a, Maribel Meléndez, el vicepresid­ente Eduard Romeu y el director financiero, Manel del Rio
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