Un regalo para Montserrat
Dos días después de celebrar la festividad de la Virgen de Montserrat, la abadía benedictina recibió ayer un regalo absolutamente inesperado: la visita del expresidente estadounidense Barack Obama, acompañado de su esposa, Michelle, y la pareja que conforman el director de cine Steven Spielberg y la actriz Kate Capshaw. Obama no reveló al abad de Montserrat, Manel Gasch, los motivos que los habían llevado a escoger esta visita en lugar de otras alternativas culturales y turísticas del área barcelonesa, pero seguro que la elección va a suponer un incentivo muy grande para la comunidad en el momento en el que más lo necesita. Como escribe hoy en nuestro diario el arzobispo de Urgell, Joan-enric Vives, Montserrat es algo más que un símbolo para muchos catalanes y en los últimos tiempos su imagen se ha visto seriamente afectada por campañas difamatorias en relación con algunos casos de pederastia.
Ya se sabe que a veces ha de venir gente de fuera para valorar lo que tienes dentro, y la abadía de Montserrat, independientemente de las creencias de cada cual, debería ser un orgullo para todos por su tesoro cultural( solo hace falta verla biblioteca o su museo) y su tremenda plasticidad y belleza por su enclavamiento en una montaña con una orografía tan peculiar. Y ya no hace falta ni hablar de su pasado cultural y su influencia política durante los años del franquismo. No haría falta perder más el tiempo en destacar lo importante que es Montserrat y lo que supone para el país.
La presencia de Spielberg en la comitiva no deja de ser una nota significativa. El director judío, que ha mostrado siempre un gran interés en denunciar al nazismo en sus películas, es muy posible que conociera la visita que en 1940 hiciera Heinrich Himmler, uno de los líderes del Tercer Reich, a Montserrat en busca del famoso Santo Grial. El dirigente nazi estaba convencido de que los monjes benedictinos ocultaban el cáliz del que bebió Jesús en la última cena. A ver si de la visita de
Spielberg sale una película. Más allá de esta simple especulación, lo que queda es el reconocimiento de Obama a la abadía de Montserrat, que tiene un especial valor.