La Vanguardia

Primero de Mayo “histórico” contra la política de Macron

Los sindicatos franceses plantean la lucha final por las pensiones

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Los sindicatos franceses aseguran haber organizado para hoy “un Primero de Mayo histórico”. Hace catorce años que no había una convocator­ia unitaria. El objetivo común es plantear la batalla final en la calle contra el retraso en la edad de jubilación y, en general, contra la política de Emmanuel Macron.

La jornada entraña un riesgo político para el presidente y su Gobierno, y supone también un gran desafío de orden público. Habrá 12.000 policías y gendarmes desplegado­s, 5.000 de ellos en París. Sería una sorpresa que no se produjeran disturbios.

La reforma de las pensiones ya fue promulgada, tras los retoques menores del Consejo Constituci­onal, y Macron, obviamente, no piensa anularla. A los contrarios solo les queda una mínima esperanza. El miércoles 3 de mayo, el Consejo Constituci­onal debe pronunciar­se sobre una petición para recoger firmas para convocar un referéndum popular. Una primera solicitud en este sentido fue rechazada por razones jurídicas. Esta segunda tiene a priori escasas posibilida­des, pese a estar diseñada de forma diferente. Si fuera admitida, sería una bomba política.

El largo pulso sindical semeja una guerra de desgaste. Desde hace semanas, para calentar el ambiente, ha habido protestas en todos los desplazami­entos de Macron y de los ministros por el país. Se trataba de mantener las espadas en alto, de que no decayeran los ánimos hasta llegar al Primero de Mayo. El sábado se intentó una protesta durante la final de la Copa de Francia de fútbol. El resultado fue bastante modesto. Algunos aficionado­s sí mostraron la tarjeta roja contra la reforma de las pensiones y usaron los silbatos que los sindicatos habían repartido, pero su acción pasó bastante desapercib­ida debido al rugido de las gradas y el humo de los fumígenos de los hinchas del Nantes, que se consolaban así por la paliza que el Toulouse les estaba infligiend­o.

Macron está ansioso por recuperar la iniciativa política con nuevos proyectos y dejar atrás la pesadilla de las pensiones. El presidente confía en el cansancio sindical y en que vuelvan las divisiones entre fundamenta­listas y pragmático­s. Será difícil, en efecto, organizar más movilizaci­ones de cara al verano, aunque no puede descartars­e.

Marine Le Pen saborea el momento dulce para su partido, según las encuestas. La líder de la extrema derecha y excandidat­a al Elíseo sabe que esta crisis la ha fortalecid­o sin apenas hacer nada ni proponer alternativ­as. Ayer, en una entrevista con Le Parisien, Le Pen acusó al presidente de realizar una “deconstruc­ción social” y le recordó que la crisis solo tiene tres salidas: dimisión, disolución de la Asamblea Nacional para convocar nuevas elecciones o un referéndum popular.

La degradació­n del clima social y la bronca constante en la calle tiene consecuenc­ias en los mercados financiero­s. Era uno de los temores de Macron si no salía adelante el retraso en la edad de jubilación. La solvencia de Francia se resiente. Una primera prueba fue la decisión de la agencia crediticia Fitch, el viernes pasado, de bajar la nota, de AA a AA-. El ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, consideró que Fitch había hecho una evaluación demasiado pesimista de los riesgos y reiteró la firme voluntad de París de proseguir las reformas estructura­les. No obstante, la inquietud persiste. Las agencias Moody’s y Standard & Poor ya avisaron en diciembre que podían bajar su nota. En tiempos de inflación y subida de tipos, estas son muy malas noticias para un país altamente endeudado.c

El clima social afecta la solvencia financiera de Francia, como muestra la peor nota de la agencia Fitch

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BRANCK FIFE / AFP Macron y su esposa, el sábado en la final de la Copa de Francia

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