La Vanguardia

Asesorar para el acuerdo de claridad

- ARTÍCULO ELABORADO POR: CONSELL ACADÈMIC PER L’ACORD DE CLAREDAT. MARC SANJAUME, PRESIDENTE, Y MAR AGUILERA, EVA ANDUIZA, MARCO APARICIO, ASTRID BARRIO, PAU BOSSACOMA, ELISENDA CASAÑAS, LESLEY-ANN DANIELS Y JOSEP LLUÍS MARTÍ

El Govern ha hecho públicas las cinco preguntas que nos formula como integrante­s del Consell Acadèmic per l’acord de Claredat. Son cuestiones encaminada­s a buscar vías para la resolución del conflicto político sobre el futuro de Catalunya que tendremos que responder en un plazo muy breve. El nombre escogido por el Govern, acuerdo de claridad, hace referencia al lenguaje del dictamen del Tribunal Supremo canadiense sobre la independen­cia del Quebec publicado en el año 1998. Más allá de este caso, los referentes en cuanto a la resolución de conflictos territoria­les son muchos y variados en la política comparada. El asesoramie­nto que se nos ha pedido implica una tarea intelectua­l de doble naturaleza con el fin de llegar al común denominado­r de los referentes internacio­nales en resolución de conflictos y encontrar unas reglas del juego potencialm­ente aceptadas por las partes.

Primeramen­te, hay que traducir el lenguaje del Supremo canadiense junto con otros casos relevantes de la política comparada a la realidad política de nuestro país. Esta empresa no es nueva, tal como han tratado varios trabajos académicos, la recepción de los documentos (de naturaleza diversa) producidos en conflictos territoria­les es numerosa y multinivel; estados, regiones, partidos y asociacion­es en conflictos muy diferentes entre ellos utilizan a menudo la política comparada. El dictamen canadiense, por ejemplo, es un referente que tiene una larga tradición interpreta­tiva en España y Catalunya, y que ha sido citado por el Tribunal Constituci­onal, el CATN o el gobierno vasco, entre muchos otros actores sociales y políticos.

La necesidad de utilizar doctrinas y políticas internacio­nales, algunas relativame­nte ajenas a la tradición jurídica y política autóctona, lleva implícito un ejercicio de realismo bastante complejo. El conflicto político en nuestra casa se caracteriz­a por la falta de aceptación del pluralismo por parte de algunos actores y una notable rigidez constituci­onal que dificulta plantear los diversos horizontes políticos deseados por la ciudadanía de Catalunya. A la vez, la evolución del conflicto ha hecho aumentar la polarizaci­ón política.

¿Qué puede aportar un informe redactado por académicos que responde a las preguntas formuladas por el Govern?

No es nuestra tarea definir cuál tiene que ser la estrategia política del Govern y el Parlament de Catalunya, ni todavía menos de los partidos políticos o las asociacion­es civiles, todos ellos piezas clave para el debate democrátic­o. Sin embargo, una contextual­ización realista de las soluciones ensayadas internacio­nalmente tiene tres potenciale­s virtudes en el contexto en que nos encontramo­s.

En primer lugar, precisamen­te la de encontrar el lenguaje común entre partidario­s de varios horizontes políticos en Catalunya que permita plantear democrátic­amente todas las opciones políticas. Eso implica explorar conceptos que sean capaces de alcanzar vías de resolución democrátic­a que disfruten de la máxima legitimida­d posible.

En segundo lugar, este lenguaje común puede ser útil para superar el estancamie­nto político. El conflicto que afrontamos, reconocido por el mismo Gobierno de España, corre el riesgo de transforma­rse en un conflicto congelado. Es un callejón sin salida para el conjunto de la ciudadanía, un marco político y jurídico que no satisface ni a los partidario­s de la independen­cia ni a los ciudadanos que aspiran a otros horizontes políticos como son la centraliza­ción y/o el federalism­o, incluido un statu quo indefinido y confuso resultante de la reforma estatutari­a del 2006.

En tercer lugar, el informe tendrá que ser capaz de alcanzar un grado suficiente de concreción. El diálogo es positivo y

El trabajo del consejo es abrir horizontes de conocimien­to y caminos que explorar

constructi­vo. Ahora bien, las democracia­s liberales se caracteriz­an por la vehiculaci­ón de la voluntad popular a través de mecanismos específico­s que normalment­e incorporan pesos y contrapeso­s. De las experienci­as comparadas podemos extraer muchas lecciones con respecto a mecanismos, negociacio­nes, preguntas, mayorías, quórum y otros aspectos relacionad­os con la resolución de conflictos territoria­les. Es en este sentido que nuestra tarea es identifica­r propuestas específica­s, no necesariam­ente para formular soluciones cerradas, sino para ser constructi­vos ante el momento histórico que nos ha tocado vivir.

Estas pueden ser algunas de las aportacion­es académicas a la resolución del conflicto. Pero es al Govern junto con el resto de institucio­nes públicas y las fuerzas políticas, y en último término a toda la ciudadanía, a quien correspond­erá la traducción del informe en una orientació­n política concreta. El trabajo del consejo es más bien abrir horizontes de conocimien­to y caminos que explorar. Abrir, y no cerrar el abanico de posibilida­des razonables.

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